Las 12 Casas en los 12 signos: Casa XII - Piscis
Si Piscis es el signo a través del cual las emociones se exteriorizan, la Casa XII será aquella a través de la cual las emociones, después de haber construido el Yo interior, gracias a las funciones de Escorpio-Casa VIII, se derraman en el medio cambiante en el cual vivimos, a fin de crear el mundo a nuestra imagen y semejanza, tal como Dios lo hizo al crear el universo.
La doctrina Rosa-Cruz nos enseña que Piscis es el signo de los espíritus virginales: es decir, el espacio cósmico que se ofrece a nuestros afanes creadores para modelar el universo. Hemos dicho alguna vez que el ser humano, ya en su estado actual, participa en la creación del mundo, de modo que cuando un hombre emite una idea valedera, esto es, una idea que encaja con los esquemas ya existentes, que no sea contraria a la Ley Universal, esta idea queda inscrita en los mundos superiores y a partir de aquel momento forma parte de las leyes actuantes en el universo. Es en Piscis donde esa idea queda registrada, incorporándose en el programa de los genios que trabajan en este signo, o sea, los que van del nº 67 al 72.
Por ello la Casa XII es quizá la más humana de todas las Casas Terrestres, ya que por ella se canalizan los sentimientos del hombre hacia el marco en que vive, llevado por ese afán de ser un pequeño dios y configurar la realidad circundante a su imagen y semejanza.
La astrología clásica nos dice que ésta es la Casa de las pruebas y muchos entienden bajo esta palabra que es la de las tribulaciones, peripecias, dificultades. Lo que acabamos de decir nos permite comprender todo el alcance de la palabra pruebas, ya que realmente el hombre, a través del canal de la XII, probará, intentará "moldear" el mundo tal como él lo siente, tal como se lo dictan sus sentimientos. Naturalmente, el mundo no puede ser según son los seis mil millones de seres que lo pueblan, de modo que cada individuo deberá efectuar ajustes y reajustes que lo llevarán finalmente a la evidencia de que es preciso entenderse con los demás, y la Casa XII cederá el paso a las funciones de la Casa VII (que es la que viene después en el Zodíaco Constituyente, o sea por Elementos), a través de la cual será posible formar grupos y establecer una cooperación. Pero en la espera de que esa comprensión se produzca, a través de la Casa XII serán bombeados una y otra vez nuestros sentimientos cargados de la pretensión de ser los ordenadores del universo en que vivimos.
Si esos sentimientos son puros, si son positivos, exaltantes, la persona tratará de construir a su alrededor, a través de ese canal, un mundo de bondad y fraternidad, y por su acción diaria la tierra se verá descargada de sus impurezas.
Pero si esos sentimientos son poco edificantes, construirá a su alrededor un marco corrupto en el que se instalará el vicio y el desorden, propiciando toda clase de dramas, puesto que en ese espacio reinará la Ley de Repulsión que lo destroza todo. La Casa XII nos indicará, pues, con bastante exactitud el ambiente en que se moverá el individuo, puesto que será a través de ella que edificará su pequeño universo concreto.
En signos de Fuego, los sentimientos se disfrazarán con la túnica blanca de los valores morales para construir su marco humano.
- En signos de Agua se manifestará con auténtica identidad.
- En signos de Aire adoptarán el disfraz de las ideas.
- En signos de Tierra operarán a través de lo concreto y estructurado.
Al hablar de Cáncer y de la Casa IV, ya vimos como el Agua constituía un espacio anti-universo. El Elemento Agua ya existía potencialmente en el espacio que los Elohim (o divinidad creadora) reservaron para su obra, pero el Primer Día sólo actuaron los signos de Fuego. En el Segundo Día de la Creación entraron en fase activa los signos de Agua. Entonces la nebulosa incandescente, en contacto con el agua, generó el vapor, que el espacio condensaría en agua, lanzada en oleadas sucesivas para apagar el Fuego Primordial. El agua es, pues, el "enemigo" del fuego y para que sus valores se integren en la Obra Divina es preciso que pierdan su calidad específica para convertirse en un elemento adaptado a la obra.
Decíamos que en el Segundo Día entraron en fase activa los signos de Agua.
En el Tercero lo harían los de Aire y en el Cuarto los de Tierra. En el actual Cuarto Día se produciría una recapitulación de esas etapas, y en la primera el hombre sería una creación divina pre-consciente. Viviendo en un paraíso unitario, sin contradicción, en el que se encontraba activo un solo elemento. La toma de conciencia, el "pecado" se produjo en la recapitulación del Segundo Día, con la entrada en servicio de los luciferianos, condenados a trabajar en el Elemento Agua, a lo cual se negaron en su etapa humana. El diluvio, que situó las aguas en un marco específico, integrándolas útilmente a la Creación, representa el comienzo del Tercer Día, en el que apareció el Elemento Aire, mientras la labor del Cuarto Día se inició con la revelación de Moisés en el Sinaí.
Cuando el Elemento Agua apareció en el Segundo Día de la Creación, el Dios creador tuvo que asumirlo, y fue en su calidad de Hochmah que se ocupó de integrar en la obra los valores de ese Elemento. Desde entonces. Agua y Hochmah fueron una misma cosa; es decir, Agua-Amor, Agua-Sabiduría, puesto que Hochmah es una y otra cosa, de modo que el Agua (el deseo, el amor, el sentimiento, la emoción) es el camino ineludible para alcanzar la sabiduría y el camino para llegar al Padre, o sea, al Mundo de Fuego, cuando se está abajo cruzando el Gran Torrente.
Hochmah se puso, pues, a trabajar en el nuevo Elemento, consiguiendo poco a poco integrarlo al propósito de la obra y desde entonces ese trabajo fue una norma actuando a todos los niveles de la Creación.
Pero el elemento rebelde no pudo ser integrado en su totalidad y la parte no integrada en el Segundo Día fue rechazada sobre Binah, puesto que en Hochmah sólo cabe la perfecta unidad y en su naturaleza no puede expresarse la contradicción.
En Binah se manifestará la polaridad, la Ley del Binario, cristalizando los elementos no integrados, o sea, instituyendo el Bien y el Mal. Ya sabemos cómo en el Tercer Día de la Creación, bajo los auspicios de Binah, una parte de los humanos de entonces se negaron a trabajar en la asimilación de ese nuevo Elemento, el Agua, y prefirieron interiorizar el Elemento primordial, el Fuego, y alcanzar su propia perfección. Actuando así se vieron apartados de las primeras líneas creadoras, las que integran, y serían condenados, en este Cuarto Día, a trabajar en el Elemento Agua, al servicio de las emociones del hombre. Estamos hablando, claro está, de los luciferianos o ángeles caídos. Todos estos trabajos de integración del Elemento rebelde a la Obra Humana, nosotros los efectuamos a través de las Casas IV, VIII, y XII. Los trabajos de la IV corresponden a la aparición del Agua cuando, después de haber realizado los trabajos propios de la Casa IX, el calor de nuestra obra humana choca con el espacio frío y húmedo de lo irrealizado, lo que aún está por hacer en el medioambiente que nos rodea: es la Selva Virgen poblada de bestias feroces, imagen que aparece a veces en los sueños y que simboliza ese espacio en el que no hemos construido aún nuestra obra.
En el estadio siguiente, Casa VIII, aparece Hochmah que integra la obra primordial, que a nivel microcósmico es nuestro Yo humano, el elemento rebelde que, de no ser integrado, destruirá la Creación, del mismo modo que el agua apaga el fuego. Hochmah forma en nosotros, poco a poco, un cuerpo de deseos que absorbe el elemento líquido. La parte que no puede integrar pasa al estadio siguiente, la Casa XII, y en ella la Ley del Binario, de Binah, instituye el Bien y el Mal.
Por la XII el hombre expresa, pues, doble polaridad, Si nuestros deseos se concilian con el Elemento Fuego, recibimos la ayuda de los ángeles, que son quienes trabajan con las fuerzas integradoras. Si, por el contrario, nuestros deseos persiguen objetivos incompatibles con el propósito divino (es decir con el programa del Ego Superior), recibimos asistencia de los luciferianos que trabajarán con nuestra voluntad perversa. Así, la XII es la puerta por la cual la obra recibe un formidable impulso hacia adelante, ya que en los dos estadios anteriores las fuerzas creadoras se utilizaban luchando contra la agresión. En la XII por fin nos decidimos a desplegar los peones de nuestro juego y a instituir en firme, en el espacio externo en que nos movemos, el bien que llevamos dentro, o el mal. Si es esto último, ya la vida se encargará de enseñarnos, porque ese mal suscitará forzosamente una reacción, de modo que a nuestro alrededor aparecerán los "enemigos", las desgracias, las dificultades, que nos obligarán finalmente a rectificar y entendernos con las leyes inamovibles.
Queda así explicado por qué la Astrología Tradicional considera esta casa como la de los enemigos, y ya hemos dicho igualmente, -y claramente aparece en este contexto-, por qué es también la de las cárceles, los impedimentos, la privación de libertad, resultantes todas ellas del empeño de que nuestros sentimientos encajen en una realidad que no ofrece condiciones para su existencia. Entonces el individuo fuerza las cosas, las doblega, la violenta, y la justa reacción de las cosas lo priva de su libertad y hasta quizá de su vida misma.
Por último, la Astrología Tradicional considera que es la Casa de los secretos y los misterios, y ciertamente, por el canal de la XII se expresa nuestro mundo interior, cubierto por el impenetrable sello secreto que ponemos en todo lo relacionado con nuestros sentimientos. Es de este arcano secreto, de nuestro Yo sentimental de donde emerge esa fuerza que nadie puede medir hasta que se ha alzado hacia su objetivo con el empeño titánico de hacer el mundo semejante a como nosotros somos en nuestras oscuras emociones.
Una Casa XII prepotente y cargada de planetas o con su regente formando numerosos aspectos, ha de indicar que nos encontramos ante una persona que desplegará grandes esfuerzos por conseguir configurar el mundo a su imagen y semejanza, llevando inherente múltiples confrontaciones con los demás, aventuras, vida muy agitada y llena de experiencias.
CASA XII EN ARIES
Hará que el designio de la espiritualidad se canalice por la vía de la exteriorización de los sentimientos, convirtiendo el propósito de la organización del mundo según su imagen en el objetivo supremo perseguido por el Ego superior. No se tratará de un empeño marginal, sino del tema fundamental de su vida. La lección a aprender consiste en la valoración relativa de los sentimientos; en darse cuenta de que la emotividad no es una regla adecuada para tomar la medida de las cosas.
El impulso espiritual descargado a través de este canal ha de orientar el individuo hacia los auténticos valores, de modo que su empeño de edificar el mundo según sus sentimientos topará constantemente con una voz venida del más allá y conectada con su conciencia, que le indicará que esto no es así y que debe rectificar su obra.
Si los sentimientos del individuo no están muy alejados del auténtico orden que rige en el universo, el impacto moral que reciben hará que la persona reconozca las reglas tal como son y que las incorpore a sus sentimientos. Entonces podrá decirse que el individuo ha aprendido a combinar el Agua con el Fuego y tendremos al realizador de la gran obra. En cambio, si sus sentimientos están en las antípodas, la exigencia moral actuará como un freno, como un obstáculo que le impide realizar su propósito y la moral, en abstracto, se convertirá en su enemigo. Sus sentimientos se afanarán en edificar esto y aquello y cuando todo ya aparezca hecho, vendrá un imperativo de orden moral, una ley, un reglamento, que lo echará todo a pique. Su enemigo será el juez, la autoridad, el principio, estando así muy directamente vinculado con las cárceles, reformatorios, etc. (Landrú, el famoso asesino de mujeres tenía seis planetas en la Casa XII en Aries). En el mundo positivo, el individuo puede gozar de una protección de la divinidad que le impedirá mal obrar con sus sentimientos y puede ser el apóstol de una idea religiosa.
CASA XII EN LEO
Tendremos que la Ley Moral interiorizada en Leo se expresará a través del canal exteriorizador de los sentimientos. Si en Aries era el designio el que cabalgaba por esta vía, aquí son las circunstancias morales las que obligan al individuo a exteriorizar sus sentimientos de una determinad manera y no de otra.
Lo que ha arraigado en él acerca de las leyes morales que rigen el mundo, se expresará por ese canal, utilizando todo el poder de los sentimientos para crear un espacio físico que sea el testimonio vivo de esa personalidad moral.
Aquí, como en el caso anterior, el resultado dependerá de las incompatibilidades entre sentimientos y Yomoral, pero esa personalidad moral tendrá aquí mucha fuerza, ya que en Aries el niño-designio estaba naciendo, mientras que en Leo la moral ya ha arraigado y dispone de la luz solar, de la fuerza luminosa de Hochmah, para ejercer una presión irresistible. Podríamos decir que Hochmah se exterioriza en Binah, forzando la implantación del Bien.
Así pues, la moral utilizará la fuerza de los sentimientos para crear un mundo a la imagen y semejanza del de arriba. Así sucederá con buenos aspectos y en personas no demasiado corrompidas.
Si la moral es torcida, y ello se verá reflejado por los malos aspectos que pueda recibir este sector o su regente, el Sol, ocurrirá que será esa moral torcida la que se ofrecerá complaciente a unos sentimientos torcidos también para que establezcan su reino. Disponiendo del asentamiento del Yo-moral, no sonará la voz de la conciencia y el individuo podrá librarse sin remordimientos a la construcción de un mundo que no es conforme a las leyes divinas y que, por lo tanto, no aguantará.
Si se producen aspectos positivos, ésta puede ser una de las mejores posiciones en que pueda encontrarse la Casa XII puesto que los deseos se ponen al servicio de los ideales de Hochmah. Ésta era la posición que se encontraba en el tema de Jesús, ya que todo niño nacido un 24 de diciembre a medianoche en esa latitud tendrá el Ascendente Virgo y, por consiguiente, la Casa XII en Leo. Es, pues, la posición ideal para que lo divino y lo humano trabajen conjuntamente en la edificación de lo justo (Santa Teresa de Ávila tenía la Casa XII en Leo).
CASA XII EN SAGITARIO
Un signo exteriorizador y una Casa interiorizadora se superponen. Sabemos que en Sagitario la política divina es ejercida en el mundo a través del hombre como instrumento inconsciente. Cabe precisar sobre este punto que el hombre medio actual no está aún en condiciones de ser el colaborador consciente de la divinidad, pero ello no impide que algunos hombres hayan alcanzado ya ese nivel de conciencia, siendo así colaboradores conscientes de la obra divina. Hay que tener en cuenta ese factor cada vez que nos referiremos al proceso inconsciente que se desarrolla a través de los signos de Fuego.
Diremos aquí que la política divina se exterioriza a través del canal exteriorizador de los sentimientos. Lo que era vago impulso en Aries, lo que eran circunstancias espirituales que guiaban los sentimientos en Leo, es aquí un torrente que nada puede detener. En Sagitario el Fuego se ha convertido en luz, en un foco luminoso que se proyecta camino adelante, indicando sin lugar a dudas la ruta a seguir. Y será por esa ruta que los sentimientos del individuo peregrinarán resolutivamente. Si en el estadio anterior de la XII, en Leo, la naturaleza divina y humana se juntaban, (como sucede en la lámina 21 del Tarot, -El Loco-, la que corresponde al Schin), aquí esta conjunción entra en fase activa y operante, creando un espacio físico en el que lo divino y lo humano se expresarán con fuerza. (El Tau, lámina 22 del Tarot, ilustra esta situación).
Aquí la expresión de los sentimientos alcanzará su punto álgido de pureza dinámica y creadora; el individuo actuará con un total desinterés y en un magnífico don de sí será capaz de todos los sacrificios, -no olvidemos que tanto en la XII como en Sagitario es activo Binah-, con tal de que lo divino coexista con lo humano.
Tras esta colaboración sublime de los sentimientos humanos con la naturaleza divina, la exteriorización emotiva "caerá" al mundo que es el suyo, encontrando en Cáncer el elemento Agua al que pertenece. Vemos en este proceso que las Casas de Agua, la IV, la VIII y la XII, peregrinan antes por los signos de Fuego en un intento de la divinidad de "ganar" los sentimientos a su causa. Si lo consiguen, en el proceso de materialización de los sentimientos que vendrá después, al peregrinar dichas casas por los signos de Agua, de Aire y de Tierra, arrastrarán consigo el propósito espiritual en mayor o menor proporción. Lo peor que puede sucederle a un individuo es que en ese tránsito no capte nada de la espiritualidad y que cuando sus sentimientos desciendan a los más bajos niveles terrestres sólo sean portadores de ese egoísmo que caracteriza el medio acuático.
Los malos aspectos sobre este punto del Horóscopo o una exaltación excesiva del Elemento Agua en detrimento del Elemento Fuego darán una preeminencia de la emotividad por encima de la espiritualidad y entonces diremos que las emociones utilizan las fuerzas espirituales para sus fines, en lugar de, al revés, ser la espiritualidad la que utiliza un elemento inferior para exteriorizar su designio.
En el terreno práctico, si lo positivo predomina, tendremos al hombre providencial, al que resuelve las más complicadas situaciones, el que hace florecer a su alrededor las más deslumbrantes esperanzas, ya que nada resulta tan asombrosamente creador como la unión del Agua y el Fuego en su estadio último, o sea, el de la exteriorización, y del mismo modo que en los trópicos las plantas crecen a la vista cuando tras el Sol se derrama la lluvia, este individuo hará florecer en una realidad humana estéril las más bellas flores. Será el que cura al enfermo sólo con tocarlo, el que trae la buena suerte, el portador de felicidad, aquel cuya aparición representa el final de un período doloroso y el comienzo de la manifestación del bien. Como en esas historias por capítulos en las que vemos al héroe abandonar el lugar en que se ha desarrollado su aventura después de haber resuelto los problemas, también ese individuo viajará, llevado por sus sentimientos, sintiéndose como llamado a lejanos horizontes para resolver situaciones humanas que sólo la providencia puede solucionar. Esos sentimientos serán demasiado vastos para que puedan caber en una sola persona y sus afanes amorosos cubrirán toda la humanidad.
Si lo dominante es lo negativo, su Yo emotivo captará la luz de Sagitario y sus sentimientos serán deslumbrantes. Se expresará de forma encendida y convincente y todos le amarán. Pero su objetivo, siendo puramente sentimental, será egoísta, y utilizará ese amor para vivir mejor, para poseer aquello que anhela. La inmensa esperanza que despierta se verá defraudada, pero muchos serán los que seguirán creyendo en él.
Mientras que para las personas en las que predomine el aspecto positivo su enemigo natural será el mal, que se auto-destruye, de modo que ese enemigo tendrá medio perdido su combate nada más iniciado, para los que tengan malos aspectos su enemigo será el bien, el recto proceder, de modo que los enemigos serán entidades morales, dadas al perdón y a la benevolencia. Por ello su torcido proceder no ha de llevarlos a la cárcel (C. Jung tenía la Casa XII en Sagitario).
CASA XII EN CÁNCER
Aquí el caudal de los sentimientos indiferenciados se expresa a través del canal de los sentimientos concretos, definidos, objetivados, dando a éstos una enorme fuerza expresiva. La exteriorización sentimental tendrá, pues, una fuerza contundente y nada podrá detener su resoluta voluntad expresiva.
Tendremos, pues, al individuo llevado al galope frenético por sus sentimientos, y difícilmente podrá organizar su vida sobre otros valores que no sean los sentimientos. Será el sentimental nato y, como tal, actuará siempre de una forma imprevisible, al ritmo cambiante de sus emociones, puesto que en el mundo sentimental no interviene la lógica y todo marcha a la orden de la tendencia dominante en un momento dado. (El Príncipe Carlos de Inglaterra tiene la Casa XII en Cáncer).
Será muy importante, pues, realizar un detallado estudio de su Yo sentimental. Si en su tema hay muchos planetas en signos de Agua o si éstos se encuentran exaltados por malos aspectos que produzcan altas tensiones, concluiremos que en la personalidad emotiva del individuo, si tiene mucho impulso, las fuerzas de Cáncer exaltarán la exteriorización de tal modo que realmente nada podrá detenerlo en su carrera sentimental.
Los buenos aspectos en signos de Agua o formados desde fuera con ellos darán una inclinación positiva a los sentimientos y en este caso podremos decir que el individuo exterioriza buenos sentimientos, que si bien es por entero una emoción en marcha, el espacio humano que construirá estará cargado de buenas intenciones.
Los malos aspectos darán fuerza a las pasiones, a los deseos egoístas, que el individuo manifestará con mucha fuerza. Como quiera que deseo y pasión son los mayores productores de dramas, esta posición indicará el empeño violento del individuo por instaurar en el mundo, contra viento y marea, unos sentimientos que su sociedad rechaza y ese forcejeo dará lugar a crímenes de toda clase. De ahí que esta posición, con malos aspectos, asegure con bastante certeza un lugar en la cárcel y una vida dramática.
CASA XII EN ESCORPIO
Aquí el amor propio de que es portador Escorpio utiliza el canal exteriorizador de manera que el espacio social que se construirá ese individuo será aquel en que su amor propio pueda manifestarse con toda su amplitud. Ya tenemos reunidos los ingredientes que han de dar lugar al culto de la personalidad de la que tanto se ha hablado en tiempos pretéritos. Según sea la concepción del individuo sobre el respeto que los demás le deben, será una cosa o será otra, pero siempre buscará, con sus sentimientos, forzar a los demás a venerarlo.
Si se producen buenos aspectos sobre este sector, el individuo encontrará fácilmente quien lo adore; encontrará el pedestal adecuado en que situarse y teniéndose él mismo en alta estima, procurará que su imagen no se deteriore, instituyendo en su medio ambiente lo que él cree que es el bien.
Percibiéndolo todo desde su propio interior, él creerá que las cosas son así, creerá que los demás son felices con lo que por ellos hace. Si lo son o no lo son es algo que él no sabrá jamás (Lady Diana Spencer tiene la Casa XII en Escorpio).
Con malos aspectos, la combinación resultará dramática porque el individuo no reparará en medios para imponer su imagen, para forzar el respeto de los demás. Como esa imagen no será muy apetecible, -por tratarse de malos aspectos-, deberá emplear grandes medios para ser aceptado. Será, pues, un incordiador, alguien que caerá mal y podrá decirse que él es su principal enemigo, al menos en lo que se refiere a su personalidad emotiva.
Por otra parte, si referimos esta posición a los trabajos primordiales del modelo cósmico, nos encontramos con que se exterioriza lo que Hochmah integra al propósito inicial antes de que esa fase haya terminado, o sea, en un momento en que no está definido lo que se integra y lo que no, exteriorizando así el bien y el mal sin estar separados, dando lugar a una gran confusión. Este individuo puede convertirse así en una especie de Dr. Jeckill y Mr. Hyde, en alguien que actúa simultáneamente bien y mal, capaz de lo mejor y de lo peor. Al exteriorizar algo que está en proceso de formación, inevitablemente lanzará al mundo algo inacabado, imperfecto.
Si la persona se encuentra en un estado evolutivo elevado ese yo emotivo interno, aunque no esté terminado, puede resultar muy edificante para su prójimo y ese afán exteriorizador puede ser la impaciencia natural que siente el que ya va por el mundo quemando etapas.
CASA XII EN PISCIS
Está en su sede y esto significa que la exteriorización de los sentimientos vendrá en su momento, en su lugar. Este individuo habrá conseguido esa ordenación y su yo sentimental se manifestará, ni en escalones más elevados, ni en más bajos. Su trabajo será el mismo que tuvo Binah al heredar el problema de Hochmah: producir una separación en sus deseos entre sublimes y perversos, y señalar unos límites de actuación para cada uno de ellos. Aquí ya no habrá la confusión que se producía en la etapa anterior y el individuo sabrá reconocer el bien y el mal, condición indispensable para poder integrar el bien a la obra y disponer lo que no puede integrarse en un recinto para que actúe en él sin perturbar la buena marcha de la obra.
Los constructores de catedrales dotaban cada una de sus construcciones de fosos o pozos destinados a dar cobijo a los habitantes de las regiones inferiores del Mundo del Deseo, a los que la tradición designa a veces con el nombre de "perros". Si los perros no disponen de sus habitáculos, dicen los cabalistas, se suben al altar y devoran los sacrificios que allí tienen lugar. Con la Casa XII en su sede esto no ocurre.
La Casa XII en Piscis hará, pues, que los valores sentimentales que posee el individuo arraiguen con fuerza en su entorno humano o, dicho con otras palabras, que los deseos se realicen fácilmente, porque el individuo, sabrá discernir, en el exterior, aquello que es idóneo a su propósito emotivo y aquello que no lo es, sabiendo así dónde puede operar y dónde no.
Los buenos aspectos acentuarán esa sabiduría emotiva y proyectarán a la persona hacia las circunstancias idóneas con su propósito sentimental: encontrará lo que busca en su fuero interno de una manera "casual"; encontrará igualmente a los que fueron sus compañeros de ruta en el pasado, a quienes amó y por quienes fue amada. La providencia restablecerá ese contacto y su vida se deslizará por cauces felices.
Los malos aspectos indicarán que en el pasado tuvo conexiones violentas y que ahora la fatalidad le exigirá que pague sus deudas, viéndose conectado el individuo con aquello que odió y despreció para que, en un nuevo contexto humano, pueda nacer el amor. Las disonancias producen la cristalización del mal, su institución en la vida del sujeto, de manera que ese mal sea perfectamente reconocible y en él pueda actuar la Fuerza de Repulsión que lo disolverá, de modo que esta posición ha de producir la muerte del mal por su vertiente negativa y el fortalecimiento del bien que permite incorporar los valores emotivos a la obra unitaria de la Creación.
CASA XII EN LIBRA
Indicará que el manantial de las fuerzas mentales se expresa a través del canal de la exteriorización de los sentimientos. De esta forma los sentimientos se encontrarán impregnados de lógica y perseguirán un objetivo que irá más allá de sí mismos. Es decir, a través de la XII buscamos en el mundo las personas que se identifican con nuestro modo de sentir para formar con ellas nuestro espacio humano, o sea, nos rodeamos de objetos y personas que podamos amar, que sean receptáculo idóneo, apetente, para enterrar en ellas nuestros sentimientos.
Pero si las fuerzas mentales aparecen en ese canal y lo cubren con su esencia, el objetivo sentimental no será el de buscar esas personas, sino aquellas con las cuales podamos realizar un objetivo que va más allá de lo sentimental. Se utilizarán, pues, los sentimientos para lograr algo que es ajeno a ellos.
Así, diremos que un objetivo social se logra utilizando medios sentimentales. Los sentimientos se sacrifican en favor de lo razonable, frustrando así nuestro Yo de las experiencias que hubiera debido obtener de una expansión sentimental y si se hubiese desarrollado bajo los auspicios de Piscis, que es el signo que instrumenta ese proceso exteriorizador. Con esta posición, la persona renuncia implícitamente a vivir rodeada de afectos para instalarse en un medio donde el afecto le servirá de plataforma para catapultarse a un plano más elevado.
Con buenos aspectos, esta renuncia a crearse un medio sentimental idóneo estará apoyada por un fin superior. Hay en el individuo una superación de la etapa sentimental y una renuncia a pasarlo bien porque su alma ya no necesita esa experiencia, de modo que utiliza un medio inferior, -el sentimental-, para alcanzar objetivos que van más allá de lo que puede lograrse con el poder de los sentimientos.
Los malos aspectos convertirán esos objetivos en logros personales, de modo que la fuerza de la razón será sometida al poder de los sentimientos y tendremos al clásico individuo que se casa por dinero o, más bien, ya que en la etapa de Libra el dinero aún no aparece, para figurar en un cierto ambiente, para estar en una esfera determinada, a la que no podrá llegar por sí solo.
Esta superposición hará que el individuo establezca contacto sentimental con un grupo humano que le es superior, trátese del cónyuge o de los compañeros de ruta, puesto que el gancho de los sentimientos, -la Casa XII-, lo conecta de un modo natural con los que se encuentran un escalón más allá de su propio nivel. Esto hará que de algún modo se sienta inferior al círculo de sus compañeros de vida y quizá se subleve contra esa inferioridad buscando compensaciones que conviertan la coexistencia en dramática. De todas formas el drama acabará convirtiéndose en comedia, puesto que las fuerzas de la razón le quitarán hierro a la manifestación sentimental y el propio individuo se reirá de las situaciones cómicas que se produzcan debidas a ese desfase razón-sentimientos.
CASA XII EN ACUARIO
Indica que el objetivo sentimental ha subido de un grado con respecto a la etapa anterior, representada por Libra. Si en dicha etapa el individuo utilizaba los sentimientos para plantar la bandera de su personalidad a un nivel más elevado, aquí ese nivel es más específico, más restringido: va a un determinado grupo de personas en particular, las que han interiorizado la ley y viven ya de acuerdo con reglas distintas al común de los humanos. Es decir, la persona constituirá un espacio sentimental no con objeto de recrear sus sentimientos en él, sino para obtener de este modo una información determinada.
Esta información concernirá el funcionamiento del universo y de los objetos que en él se encuentran y puede tratarse de un medioambiente de matemáticos, ingenieros, mecánicos, astrónomos, físicos, de científicos en general, o de ocultistas, astrólogos, cabalistas; es decir, personas que trabajan con las leyes del mundo, cualquiera que sea el nivel en que lo hagan.
La persona se verá seducida, no por los que sienten con ella, como sería lo natural si la XII se expresara en su medioambiente, sino por los que están en posesión de un conocimiento. Para adquirir ese conocimiento el individuo se entregará sentimentalmente.
Los sentimientos constituirán, pues, una vía hacia el conocimiento y la persona tenderá a enamorarse con la cabeza, no con el corazón.
Los buenos aspectos harán que esta mecánica se desarrolle sin tropiezos y que las uniones sean fecundas, en lo que se refiere a la aportación intelectual, ya que en lo sentimental la persona será fría como el hielo. Su erotismo puede expresarse en otros ambientes y es el estudio detallado del tema el que ha de informarnos de este aspecto. Pero en principio, esta superposición supone la voluntaria decisión de no ejercer la sentimentalidad de una manera adecuada, sino que pone sus sentimientos a trabajar para adquirir sabiduría.
Los malos aspectos alterarán esa mecánica, harán que el individuo no encuentre las personas que realmente busca y que se dé cuenta de ello después de haber establecido un vínculo. O bien los conocimientos que obtenga no serán auténticos y un día verá que ha sacrificado sus sentimientos para nada. Los encontronazos le vendrán, pues, de científicos, técnicos, de aquellos que él creía idénticos a lo que estaba buscando: los amigos. Esos malos aspectos supondrán además una captación inadecuada de la ley universal para la justificación de los estados sentimentales, de las pasiones, de las
aberraciones, que serán presentadas así como lo más natural.
CASA XII EN GÉMINIS
Hace que la exteriorización de los sentimientos se vea sustituida por la exteriorización de las ideas. Las ideas utilizan el canal sentimental para crear un marco humano en el que poder expresarse.
La persona proyectará sus sentimientos hacia individuos que tienen acceso a los medios de comunicación social. Allí estarán sus simpatías. El objetivo de los sentimientos será dominar la sociedad. Si en Libra el pensamiento toma el disfraz de los sentimientos para ejercer su prerrogativa a un nivel superior al natural, pero sin que exista un objetivo preciso; si en Acuario el objetivo es la posesión de un conocimiento, en Géminis el objetivo será ejercer un poder social preciso, de acuerdo con la personalidad intelectual que en la etapa anterior el individuo ha desarrollado. Utilizará, pues, los sentimientos para alcanzar ese poder y puede ser la secretaria que se casa con el patrón, o que se convierte en su amante o, al revés, el ambicioso que busca la protección de una mujer que le dé acceso a un determinado ambiente.
Las ambiciones sociales se realizan, pues, a través de los sentimientos y la insatisfacción sentimental será cada vez mayor a medida que la XII se aleja de su auténtica sede, viéndose los sentimientos obligados a expresarse por otros canales. Los malos aspectos, sobre todo si provienen de signos de Agua, al darle una emotividad fuerte, le impulsarán a descargarla en terrenos "prohibidos" que resultarán una amenaza para su respetabilidad, de modo que tendremos al individuo integrado por vía emocional a un medio ambiente social determinado, cuando sus sentimientos reales constituirán una amenaza permanente para su propósito.
CASA XII EN CAPRICORNIO
Indica que el individuo utilizará los sentimientos para la obtención de medios. Los sentimientos crearán, pues, un medioambiente que le permita ser una figura relevante en la sociedad. No se trata de que la persona sacrifique conscientemente su deseo contra la posibilidad de tener un rango, sino que de un modo natural sus sentimientos la llevan a rodearse de personas que ostentan un poder.
La exteriorización de los sentimientos prevalecerá sobre cualquier otra consideración, será más fuerte que todo, más contundente. Los sentimientos irán hacia lo concreto y duradero, hacia la constitución de un marco humano en el que el individuo pueda subsistir. Con planetas restrictivos y malos aspectos, el individuo puede llegar a tener necesidad de utilizar sus sentimientos para ganarse el pan. De un modo u otro también esos sentimientos se degradarán, ya que deberán descender a lo físico y participar en tareas penosas. Esto puede ir desde la prostitución hasta, ya en la esfera de lo sublime, la utilización de los sentimientos para obtener medios materiales para la realización de obras sociales (K. Marx, Santiago Carrillo y Khrishnamurti tienen la Casa XII en Capricornio).
CASA XII EN TAURO
Por el canal de exteriorización de los sentimientos circulan los bienes materiales. La riqueza viene por vía sentimental.
El espacio sentimental que el individuo se crea se sitúa en la plena opulencia, entre rentistas, terratenientes, capitalistas. Aquí se produce el trueque: sentimientos-bienestar. Con malos aspectos, el individuo se verá obligado a forzar las cosas y venderá prácticamente sus sentimientos, adquiriendo con ello ese bienestar que aprecia por encima de todo. Como esa venta será forzada, el que compra los sentimientos verá que es una mercancía de poco valor, ya que no posee más que una ficción, y éste será su enemigo. Así pues: enemigos opulentos, obtención de bienes a cambio de favores sentimentales.
Con buenos aspectos ese trueque se hará sin dramas, resultará de lo más natural del mundo, es decir, la persona se enamorará de gentes adineradas y esto será todo.
CASA XII EN VIRGO
Los sentimientos se utilizan para captar las personas que han de producir en nosotros el desprendimiento de lo material. Las simpatías y afectos van hacia los que nos arruinarán materialmente y también hacia los que nos inducirán a fijar nuestra atención en otros valores que no son los materiales. Así diremos: amantes ruinosos, cónyuges que son agentes del desplome de nuestras posesiones materiales, negocios en los que el individuo entra por vía sentimental, porque le gustan, y que son portadores de ruinas, etc.
Así, los sentimientos nos acercarán a lo primordial, nos harán dar un paso más allá por una vía agradable, ya que al fin y al cabo este individuo puede decirse que mejor arruinarse pasándolo bien, de la mano de una persona querida, que a causa de la competencia comercial japonesa.
Con malos aspectos, la situación adquirirá aires dramáticos y veremos al ser amado huir con los fondos y quizá en grata compañía, o bien, en casos extremos, pegarle fuego al patrimonio con una colilla mal apagada.
Esta superposición significa en suma que la plena madurez de los sentimientos es lo que precipita a la persona hacia un nuevo ciclo experimental.