domingo, 12 de julio de 2020



Las 12 Casas en los 12 signos: Casa XII - Piscis



Si Piscis es el signo a través del cual las emociones se exteriorizan, la Casa XII será aquella a través de la cual las emociones, después de haber construido el Yo interior, gracias a las funciones de Escorpio-Casa VIII, se derraman en el medio cambiante en el cual vivimos, a fin de crear el mundo a nuestra imagen y semejanza, tal como Dios lo hizo al crear el universo.

La doctrina Rosa-Cruz nos enseña que Piscis es el signo de los espíritus virginales: es decir, el espacio cósmico que se ofrece a nuestros afanes creadores para modelar el universo. Hemos dicho alguna vez que el ser humano, ya en su estado actual, participa en la creación del mundo, de modo que cuando un hombre emite una idea valedera, esto es, una idea que encaja con los esquemas ya existentes, que no sea contraria a la Ley Universal, esta idea queda inscrita en los mundos superiores y a partir de aquel momento forma parte de las leyes actuantes en el universo. Es en Piscis donde esa idea queda registrada, incorporándose en el programa de los genios que trabajan en este signo, o sea, los que van del nº 67 al 72.

Por ello la Casa XII es quizá la más humana de todas las Casas Terrestres, ya que por ella se canalizan los sentimientos del hombre hacia el marco en que vive, llevado por ese afán de ser un pequeño dios y configurar la realidad circundante a su imagen y semejanza.

La astrología clásica nos dice que ésta es la Casa de las pruebas y muchos entienden bajo esta palabra que es la de las tribulaciones, peripecias, dificultades. Lo que acabamos de decir nos permite comprender todo el alcance de la palabra pruebas, ya que realmente el hombre, a través del canal de la XII, probará, intentará "moldear" el mundo tal como él lo siente, tal como se lo dictan sus sentimientos. Naturalmente, el mundo no puede ser según son los seis mil millones de seres que lo pueblan, de modo que cada individuo deberá efectuar ajustes y reajustes que lo llevarán finalmente a la evidencia de que es preciso entenderse con los demás, y la Casa XII cederá el paso a las funciones de la Casa VII (que es la que viene después en el Zodíaco Constituyente, o sea por Elementos), a través de la cual será posible formar grupos y establecer una cooperación. Pero en la espera de que esa comprensión se produzca, a través de la Casa XII serán bombeados una y otra vez nuestros sentimientos cargados de la pretensión de ser los ordenadores del universo en que vivimos.

Si esos sentimientos son puros, si son positivos, exaltantes, la persona tratará de construir a su alrededor, a través de ese canal, un mundo de bondad y fraternidad, y por su acción diaria la tierra se verá descargada de sus impurezas.

Pero si esos sentimientos son poco edificantes, construirá a su alrededor un marco corrupto en el que se instalará el vicio y el desorden, propiciando toda clase de dramas, puesto que en ese espacio reinará la Ley de Repulsión que lo destroza todo. La Casa XII nos indicará, pues, con bastante exactitud el ambiente en que se moverá el individuo, puesto que será a través de ella que edificará su pequeño universo concreto.

En signos de Fuego, los sentimientos se disfrazarán con la túnica blanca de los valores morales para construir su marco humano.

  • En signos de Agua se manifestará con auténtica identidad.
  • En signos de Aire adoptarán el disfraz de las ideas.
  • En signos de Tierra operarán a través de lo concreto y estructurado.
      
Al hablar de Cáncer y de la Casa IV, ya vimos como el Agua constituía un espacio anti-universo. El Elemento Agua ya existía potencialmente en el espacio que los Elohim (o divinidad creadora) reservaron para su obra, pero el Primer Día sólo actuaron los signos de Fuego. En el Segundo Día de la Creación entraron en fase activa los signos de Agua. Entonces la nebulosa incandescente, en contacto con el agua, generó el vapor, que el espacio condensaría en agua, lanzada en oleadas sucesivas para apagar el Fuego Primordial. El agua es, pues, el "enemigo" del fuego y para que sus valores se integren en la Obra Divina es preciso que pierdan su calidad específica para convertirse en un elemento adaptado a la obra.

Decíamos que en el Segundo Día entraron en fase activa los signos de Agua.

En el Tercero lo harían los de Aire y en el Cuarto los de Tierra. En el actual Cuarto Día se produciría una recapitulación de esas etapas, y en la primera el hombre sería una creación divina pre-consciente. Viviendo en un paraíso unitario, sin contradicción, en el que se encontraba activo un solo elemento. La toma de conciencia, el "pecado" se produjo en la recapitulación del Segundo Día, con la entrada en servicio de los luciferianos, condenados a trabajar en el Elemento Agua, a lo cual se negaron en su etapa humana. El diluvio, que situó las aguas en un marco específico, integrándolas útilmente a la Creación, representa el comienzo del Tercer Día, en el que apareció el Elemento Aire, mientras la labor del Cuarto Día se inició con la revelación de Moisés en el Sinaí.

Cuando el Elemento Agua apareció en el Segundo Día de la Creación, el Dios creador tuvo que asumirlo, y fue en su calidad de Hochmah que se ocupó de integrar en la obra los valores de ese Elemento. Desde entonces. Agua y Hochmah fueron una misma cosa; es decir, Agua-Amor, Agua-Sabiduría, puesto que Hochmah es una y otra cosa, de modo que el Agua (el deseo, el amor, el sentimiento, la emoción) es el camino ineludible para alcanzar la sabiduría y el camino para llegar al Padre, o sea, al Mundo de Fuego, cuando se está abajo cruzando el Gran Torrente.

Hochmah se puso, pues, a trabajar en el nuevo Elemento, consiguiendo poco a poco integrarlo al propósito de la obra y desde entonces ese trabajo fue una norma actuando a todos los niveles de la Creación.

Pero el elemento rebelde no pudo ser integrado en su totalidad y la parte no integrada en el Segundo Día fue rechazada sobre Binah, puesto que en Hochmah sólo cabe la perfecta unidad y en su naturaleza no puede expresarse la contradicción.

En Binah se manifestará la polaridad, la Ley del Binario, cristalizando los elementos no integrados, o sea, instituyendo el Bien y el Mal. Ya sabemos cómo en el Tercer Día de la Creación, bajo los auspicios de Binah, una parte de los humanos de entonces se negaron a trabajar en la asimilación de ese nuevo Elemento, el Agua, y prefirieron interiorizar el Elemento primordial, el Fuego, y alcanzar su propia perfección. Actuando así se vieron apartados de las primeras líneas creadoras, las que integran, y serían condenados, en este Cuarto Día, a trabajar en el Elemento Agua, al servicio de las emociones del hombre. Estamos hablando, claro está, de los luciferianos o ángeles caídos. Todos estos trabajos de integración del Elemento rebelde a la Obra Humana, nosotros los efectuamos a través de las Casas IV, VIII, y XII. Los trabajos de la IV corresponden a la aparición del Agua cuando, después de haber realizado los trabajos propios de la Casa IX, el calor de nuestra obra humana choca con el espacio frío y húmedo de lo irrealizado, lo que aún está por hacer en el medioambiente que nos rodea: es la Selva Virgen poblada de bestias feroces, imagen que aparece a veces en los sueños y que simboliza ese espacio en el que no hemos construido aún nuestra obra.

En el estadio siguiente, Casa VIII, aparece Hochmah que integra la obra primordial, que a nivel microcósmico es nuestro Yo humano, el elemento rebelde que, de no ser integrado, destruirá la Creación, del mismo modo que el agua apaga el fuego. Hochmah forma en nosotros, poco a poco, un cuerpo de deseos que absorbe el elemento líquido. La parte que no puede integrar pasa al estadio siguiente, la Casa XII, y en ella la Ley del Binario, de Binah, instituye el Bien y el Mal.

Por la XII el hombre expresa, pues, doble polaridad, Si nuestros deseos se concilian con el Elemento Fuego, recibimos la ayuda de los ángeles, que son quienes trabajan con las fuerzas integradoras. Si, por el contrario, nuestros deseos persiguen objetivos incompatibles con el propósito divino (es decir con el programa del Ego Superior), recibimos asistencia de los luciferianos que trabajarán con nuestra voluntad perversa. Así, la XII es la puerta por la cual la obra recibe un formidable impulso hacia adelante, ya que en los dos estadios anteriores las fuerzas creadoras se utilizaban luchando contra la agresión. En la XII por fin nos decidimos a desplegar los peones de nuestro juego y a instituir en firme, en el espacio externo en que nos movemos, el bien que llevamos dentro, o el mal. Si es esto último, ya la vida se encargará de enseñarnos, porque ese mal suscitará forzosamente una reacción, de modo que a nuestro alrededor aparecerán los "enemigos", las desgracias, las dificultades, que nos obligarán finalmente a rectificar y entendernos con las leyes inamovibles.

Queda así explicado por qué la Astrología Tradicional considera esta casa como la de los enemigos, y ya hemos dicho igualmente, -y claramente aparece en este contexto-, por qué es también la de las cárceles, los impedimentos, la privación de libertad, resultantes todas ellas del empeño de que nuestros sentimientos encajen en una realidad que no ofrece condiciones para su existencia. Entonces el individuo fuerza las cosas, las doblega, la violenta, y la justa reacción de las cosas lo priva de su libertad y hasta quizá de su vida misma.

Por último, la Astrología Tradicional considera que es la Casa de los secretos y los misterios, y ciertamente, por el canal de la XII se expresa nuestro mundo interior, cubierto por el impenetrable sello secreto que ponemos en todo lo relacionado con nuestros sentimientos. Es de este arcano secreto, de nuestro Yo sentimental de donde emerge esa fuerza que nadie puede medir hasta que se ha alzado hacia su objetivo con el empeño titánico de hacer el mundo semejante a como nosotros somos en nuestras oscuras emociones.

Una Casa XII prepotente y cargada de planetas o con su regente formando numerosos aspectos, ha de indicar que nos encontramos ante una persona que desplegará grandes esfuerzos por conseguir configurar el mundo a su imagen y semejanza, llevando inherente múltiples confrontaciones con los demás, aventuras, vida muy agitada y llena de experiencias.


CASA XII EN ARIES

Hará que el designio de la espiritualidad se canalice por la vía de la exteriorización de los sentimientos, convirtiendo el propósito de la organización del mundo según su imagen en el objetivo supremo perseguido por el Ego superior. No se tratará de un empeño marginal, sino del tema fundamental de su vida. La lección a aprender consiste en la valoración relativa de los sentimientos; en darse cuenta de que la emotividad no es una regla adecuada para tomar la medida de las cosas.

El impulso espiritual descargado a través de este canal ha de orientar el individuo hacia los auténticos valores, de modo que su empeño de edificar el mundo según sus sentimientos topará constantemente con una voz venida del más allá y conectada con su conciencia, que le indicará que esto no es así y que debe rectificar su obra.

Si los sentimientos del individuo no están muy alejados del auténtico orden que rige en el universo, el impacto moral que reciben hará que la persona reconozca las reglas tal como son y que las incorpore a sus sentimientos. Entonces podrá decirse que el individuo ha aprendido a combinar el Agua con el Fuego y tendremos al realizador de la gran obra. En cambio, si sus sentimientos están en las antípodas, la exigencia moral actuará como un freno, como un obstáculo que le impide realizar su propósito y la moral, en abstracto, se convertirá en su enemigo. Sus sentimientos se afanarán en edificar esto y aquello y cuando todo ya aparezca hecho, vendrá un imperativo de orden moral, una ley, un reglamento, que lo echará todo a pique. Su enemigo será el juez, la autoridad, el principio, estando así muy directamente vinculado con las cárceles, reformatorios, etc. (Landrú, el famoso asesino de mujeres tenía seis planetas en la Casa XII en Aries). En el mundo positivo, el individuo puede gozar de una protección de la divinidad que le impedirá mal obrar con sus sentimientos y puede ser el apóstol de una idea religiosa.


CASA XII EN LEO

Tendremos que la Ley Moral interiorizada en Leo se expresará a través del canal exteriorizador de los sentimientos. Si en Aries era el designio el que cabalgaba por esta vía, aquí son las circunstancias morales las que obligan al individuo a exteriorizar sus sentimientos de una determinad manera y no de otra.

Lo que ha arraigado en él acerca de las leyes morales que rigen el mundo, se expresará por ese canal, utilizando todo el poder de los sentimientos para crear un espacio físico que sea el testimonio vivo de esa personalidad moral.

Aquí, como en el caso anterior, el resultado dependerá de las incompatibilidades entre sentimientos y Yomoral, pero esa personalidad moral tendrá aquí mucha fuerza, ya que en Aries el niño-designio estaba naciendo, mientras que en Leo la moral ya ha arraigado y dispone de la luz solar, de la fuerza luminosa de Hochmah, para ejercer una presión irresistible. Podríamos decir que Hochmah se exterioriza en Binah, forzando la implantación del Bien.

Así pues, la moral utilizará la fuerza de los sentimientos para crear un mundo a la imagen y semejanza del de arriba. Así sucederá con buenos aspectos y en personas no demasiado corrompidas.

Si la moral es torcida, y ello se verá reflejado por los malos aspectos que pueda recibir este sector o su regente, el Sol, ocurrirá que será esa moral torcida la que se ofrecerá complaciente a unos sentimientos torcidos también para que establezcan su reino. Disponiendo del asentamiento del Yo-moral, no sonará la voz de la conciencia y el individuo podrá librarse sin remordimientos a la construcción de un mundo que no es conforme a las leyes divinas y que, por lo tanto, no aguantará.

Si se producen aspectos positivos, ésta puede ser una de las mejores posiciones en que pueda encontrarse la Casa XII puesto que los deseos se ponen al servicio de los ideales de Hochmah. Ésta era la posición que se encontraba en el tema de Jesús, ya que todo niño nacido un 24 de diciembre a medianoche en esa latitud tendrá el Ascendente Virgo y, por consiguiente, la Casa XII en Leo. Es, pues, la posición ideal para que lo divino y lo humano trabajen conjuntamente en la edificación de lo justo (Santa Teresa de Ávila tenía la Casa XII en Leo).



CASA XII EN SAGITARIO

Un signo exteriorizador y una Casa interiorizadora se superponen. Sabemos que en Sagitario la política divina es ejercida en el mundo a través del hombre como instrumento inconsciente. Cabe precisar sobre este punto que el hombre medio actual no está aún en condiciones de ser el colaborador consciente de la divinidad, pero ello no impide que algunos hombres hayan alcanzado ya ese nivel de conciencia, siendo así colaboradores conscientes de la obra divina. Hay que tener en cuenta ese factor cada vez que nos referiremos al proceso inconsciente que se desarrolla a través de los signos de Fuego.

Diremos aquí que la política divina se exterioriza a través del canal exteriorizador de los sentimientos. Lo que era vago impulso en Aries, lo que eran circunstancias espirituales que guiaban los sentimientos en Leo, es aquí un torrente que nada puede detener. En Sagitario el Fuego se ha convertido en luz, en un foco luminoso que se proyecta camino adelante, indicando sin lugar a dudas la ruta a seguir. Y será por esa ruta que los sentimientos del individuo peregrinarán resolutivamente. Si en el estadio anterior de la XII, en Leo, la naturaleza divina y humana se juntaban, (como sucede en la lámina 21 del Tarot, -El Loco-, la que corresponde al Schin), aquí esta conjunción entra en fase activa y operante, creando un espacio físico en el que lo divino y lo humano se expresarán con fuerza. (El Tau, lámina 22 del Tarot, ilustra esta situación).
Aquí la expresión de los sentimientos alcanzará su punto álgido de pureza dinámica y creadora; el individuo actuará con un total desinterés y en un magnífico don de sí será capaz de todos los sacrificios, -no olvidemos que tanto en la XII como en Sagitario es activo Binah-, con tal de que lo divino coexista con lo humano.

Tras esta colaboración sublime de los sentimientos humanos con la naturaleza divina, la exteriorización emotiva "caerá" al mundo que es el suyo, encontrando en Cáncer el elemento Agua al que pertenece. Vemos en este proceso que las Casas de Agua, la IV, la VIII y la XII, peregrinan antes por los signos de Fuego en un intento de la divinidad de "ganar" los sentimientos a su causa. Si lo consiguen, en el proceso de materialización de los sentimientos que vendrá después, al peregrinar dichas casas por los signos de Agua, de Aire y de Tierra, arrastrarán consigo el propósito espiritual en mayor o menor proporción. Lo peor que puede sucederle a un individuo es que en ese tránsito no capte nada de la espiritualidad y que cuando sus sentimientos desciendan a los más bajos niveles terrestres sólo sean portadores de ese egoísmo que caracteriza el medio acuático.

Los malos aspectos sobre este punto del Horóscopo o una exaltación excesiva del Elemento Agua en detrimento del Elemento Fuego darán una preeminencia de la emotividad por encima de la espiritualidad y entonces diremos que las emociones utilizan las fuerzas espirituales para sus fines, en lugar de, al revés, ser la espiritualidad la que utiliza un elemento inferior para exteriorizar su designio.

En el terreno práctico, si lo positivo predomina, tendremos al hombre providencial, al que resuelve las más complicadas situaciones, el que hace florecer a su alrededor las más deslumbrantes esperanzas, ya que nada resulta tan asombrosamente creador como la unión del Agua y el Fuego en su estadio último, o sea, el de la exteriorización, y del mismo modo que en los trópicos las plantas crecen a la vista cuando tras el Sol se derrama la lluvia, este individuo hará florecer en una realidad humana estéril las más bellas flores. Será el que cura al enfermo sólo con tocarlo, el que trae la buena suerte, el portador de felicidad, aquel cuya aparición representa el final de un período doloroso y el comienzo de la manifestación del bien. Como en esas historias por capítulos en las que vemos al héroe abandonar el lugar en que se ha desarrollado su aventura después de haber resuelto los problemas, también ese individuo viajará, llevado por sus sentimientos, sintiéndose como llamado a lejanos horizontes para resolver situaciones humanas que sólo la providencia puede solucionar. Esos sentimientos serán demasiado vastos para que puedan caber en una sola persona y sus afanes amorosos cubrirán toda la humanidad.

Si lo dominante es lo negativo, su Yo emotivo captará la luz de Sagitario y sus sentimientos serán deslumbrantes. Se expresará de forma encendida y convincente y todos le amarán. Pero su objetivo, siendo puramente sentimental, será egoísta, y utilizará ese amor para vivir mejor, para poseer aquello que anhela. La inmensa esperanza que despierta se verá defraudada, pero muchos serán los que seguirán creyendo en él.

Mientras que para las personas en las que predomine el aspecto positivo su enemigo natural será el mal, que se auto-destruye, de modo que ese enemigo tendrá medio perdido su combate nada más iniciado, para los que tengan malos aspectos su enemigo será el bien, el recto proceder, de modo que los enemigos serán entidades morales, dadas al perdón y a la benevolencia. Por ello su torcido proceder no ha de llevarlos a la cárcel (C. Jung tenía la Casa XII en Sagitario).



CASA XII EN CÁNCER

Aquí el caudal de los sentimientos indiferenciados se expresa a través del canal de los sentimientos concretos, definidos, objetivados, dando a éstos una enorme fuerza expresiva. La exteriorización sentimental tendrá, pues, una fuerza contundente y nada podrá detener su resoluta voluntad expresiva.

Tendremos, pues, al individuo llevado al galope frenético por sus sentimientos, y difícilmente podrá organizar su vida sobre otros valores que no sean los sentimientos. Será el sentimental nato y, como tal, actuará siempre de una forma imprevisible, al ritmo cambiante de sus emociones, puesto que en el mundo sentimental no interviene la lógica y todo marcha a la orden de la tendencia dominante en un momento dado. (El Príncipe Carlos de Inglaterra tiene la Casa XII en Cáncer).

Será muy importante, pues, realizar un detallado estudio de su Yo sentimental. Si en su tema hay muchos planetas en signos de Agua o si éstos se encuentran exaltados por malos aspectos que produzcan altas tensiones, concluiremos que en la personalidad emotiva del individuo, si tiene mucho impulso, las fuerzas de Cáncer exaltarán la exteriorización de tal modo que realmente nada podrá detenerlo en su carrera sentimental.

Los buenos aspectos en signos de Agua o formados desde fuera con ellos darán una inclinación positiva a los sentimientos y en este caso podremos decir que el individuo exterioriza buenos sentimientos, que si bien es por entero una emoción en marcha, el espacio humano que construirá estará cargado de buenas intenciones.

Los malos aspectos darán fuerza a las pasiones, a los deseos egoístas, que el individuo manifestará con mucha fuerza. Como quiera que deseo y pasión son los mayores productores de dramas, esta posición indicará el empeño violento del individuo por instaurar en el mundo, contra viento y marea, unos sentimientos que su sociedad rechaza y ese forcejeo dará lugar a crímenes de toda clase. De ahí que esta posición, con malos aspectos, asegure con bastante certeza un lugar en la cárcel y una vida dramática.



CASA XII EN ESCORPIO

Aquí el amor propio de que es portador Escorpio utiliza el canal exteriorizador de manera que el espacio social que se construirá ese individuo será aquel en que su amor propio pueda manifestarse con toda su amplitud. Ya tenemos reunidos los ingredientes que han de dar lugar al culto de la personalidad de la que tanto se ha hablado en tiempos pretéritos. Según sea la concepción del individuo sobre el respeto que los demás le deben, será una cosa o será otra, pero siempre buscará, con sus sentimientos, forzar a los demás a venerarlo.

Si se producen buenos aspectos sobre este sector, el individuo encontrará fácilmente quien lo adore; encontrará el pedestal adecuado en que situarse y teniéndose él mismo en alta estima, procurará que su imagen no se deteriore, instituyendo en su medio ambiente lo que él cree que es el bien.

Percibiéndolo todo desde su propio interior, él creerá que las cosas son así, creerá que los demás son felices con lo que por ellos hace. Si lo son o no lo son es algo que él no sabrá jamás (Lady Diana Spencer tiene la Casa XII en Escorpio).

Con malos aspectos, la combinación resultará dramática porque el individuo no reparará en medios para imponer su imagen, para forzar el respeto de los demás. Como esa imagen no será muy apetecible, -por tratarse de malos aspectos-, deberá emplear grandes medios para ser aceptado. Será, pues, un incordiador, alguien que caerá mal y podrá decirse que él es su principal enemigo, al menos en lo que se refiere a su personalidad emotiva.

Por otra parte, si referimos esta posición a los trabajos primordiales del modelo cósmico, nos encontramos con que se exterioriza lo que Hochmah integra al propósito inicial antes de que esa fase haya terminado, o sea, en un momento en que no está definido lo que se integra y lo que no, exteriorizando así el bien y el mal sin estar separados, dando lugar a una gran confusión. Este individuo puede convertirse así en una especie de Dr. Jeckill y Mr. Hyde, en alguien que actúa simultáneamente bien y mal, capaz de lo mejor y de lo peor. Al exteriorizar algo que está en proceso de formación, inevitablemente lanzará al mundo algo inacabado, imperfecto.

Si la persona se encuentra en un estado evolutivo elevado ese yo emotivo interno, aunque no esté terminado, puede resultar muy edificante para su prójimo y ese afán exteriorizador puede ser la impaciencia natural que siente el que ya va por el mundo quemando etapas.



CASA XII EN PISCIS

Está en su sede y esto significa que la exteriorización de los sentimientos vendrá en su momento, en su lugar. Este individuo habrá conseguido esa ordenación y su yo sentimental se manifestará, ni en escalones más elevados, ni en más bajos. Su trabajo será el mismo que tuvo Binah al heredar el problema de Hochmah: producir una separación en sus deseos entre sublimes y perversos, y señalar unos límites de actuación para cada uno de ellos. Aquí ya no habrá la confusión que se producía en la etapa anterior y el individuo sabrá reconocer el bien y el mal, condición indispensable para poder integrar el bien a la obra y disponer lo que no puede integrarse en un recinto para que actúe en él sin perturbar la buena marcha de la obra.

Los constructores de catedrales dotaban cada una de sus construcciones de fosos o pozos destinados a dar cobijo a los habitantes de las regiones inferiores del Mundo del Deseo, a los que la tradición designa a veces con el nombre de "perros". Si los perros no disponen de sus habitáculos, dicen los cabalistas, se suben al altar y devoran los sacrificios que allí tienen lugar. Con la Casa XII en su sede esto no ocurre.

La Casa XII en Piscis hará, pues, que los valores sentimentales que posee el individuo arraiguen con fuerza en su entorno humano o, dicho con otras palabras, que los deseos se realicen fácilmente, porque el individuo, sabrá discernir, en el exterior, aquello que es idóneo a su propósito emotivo y aquello que no lo es, sabiendo así dónde puede operar y dónde no.

Los buenos aspectos acentuarán esa sabiduría emotiva y proyectarán a la persona hacia las circunstancias idóneas con su propósito sentimental: encontrará lo que busca en su fuero interno de una manera "casual"; encontrará igualmente a los que fueron sus compañeros de ruta en el pasado, a quienes amó y por quienes fue amada. La providencia restablecerá ese contacto y su vida se deslizará por cauces felices.

Los malos aspectos indicarán que en el pasado tuvo conexiones violentas y que ahora la fatalidad le exigirá que pague sus deudas, viéndose conectado el individuo con aquello que odió y despreció para que, en un nuevo contexto humano, pueda nacer el amor. Las disonancias producen la cristalización del mal, su institución en la vida del sujeto, de manera que ese mal sea perfectamente reconocible y en él pueda actuar la Fuerza de Repulsión que lo disolverá, de modo que esta posición ha de producir la muerte del mal por su vertiente negativa y el fortalecimiento del bien que permite incorporar los valores emotivos a la obra unitaria de la Creación.



CASA XII EN LIBRA

Indicará que el manantial de las fuerzas mentales se expresa a través del canal de la exteriorización de los sentimientos. De esta forma los sentimientos se encontrarán impregnados de lógica y perseguirán un objetivo que irá más allá de sí mismos. Es decir, a través de la XII buscamos en el mundo las personas que se identifican con nuestro modo de sentir para formar con ellas nuestro espacio humano, o sea, nos rodeamos de objetos y personas que podamos amar, que sean receptáculo idóneo, apetente, para enterrar en ellas nuestros sentimientos.

Pero si las fuerzas mentales aparecen en ese canal y lo cubren con su esencia, el objetivo sentimental no será el de buscar esas personas, sino aquellas con las cuales podamos realizar un objetivo que va más allá de lo sentimental. Se utilizarán, pues, los sentimientos para lograr algo que es ajeno a ellos.

Así, diremos que un objetivo social se logra utilizando medios sentimentales. Los sentimientos se sacrifican en favor de lo razonable, frustrando así nuestro Yo de las experiencias que hubiera debido obtener de una expansión sentimental y si se hubiese desarrollado bajo los auspicios de Piscis, que es el signo que instrumenta ese proceso exteriorizador. Con esta posición, la persona renuncia implícitamente a vivir rodeada de afectos para instalarse en un medio donde el afecto le servirá de plataforma para catapultarse a un plano más elevado.

Con buenos aspectos, esta renuncia a crearse un medio sentimental idóneo estará apoyada por un fin superior. Hay en el individuo una superación de la etapa sentimental y una renuncia a pasarlo bien porque su alma ya no necesita esa experiencia, de modo que utiliza un medio inferior, -el sentimental-, para alcanzar objetivos que van más allá de lo que puede lograrse con el poder de los sentimientos.

Los malos aspectos convertirán esos objetivos en logros personales, de modo que la fuerza de la razón será sometida al poder de los sentimientos y tendremos al clásico individuo que se casa por dinero o, más bien, ya que en la etapa de Libra el dinero aún no aparece, para figurar en un cierto ambiente, para estar en una esfera determinada, a la que no podrá llegar por sí solo.

Esta superposición hará que el individuo establezca contacto sentimental con un grupo humano que le es superior, trátese del cónyuge o de los compañeros de ruta, puesto que el gancho de los sentimientos, -la Casa XII-, lo conecta de un modo natural con los que se encuentran un escalón más allá de su propio nivel. Esto hará que de algún modo se sienta inferior al círculo de sus compañeros de vida y quizá se subleve contra esa inferioridad buscando compensaciones que conviertan la coexistencia en dramática. De todas formas el drama acabará convirtiéndose en comedia, puesto que las fuerzas de la razón le quitarán hierro a la manifestación sentimental y el propio individuo se reirá de las situaciones cómicas que se produzcan debidas a ese desfase razón-sentimientos.



CASA XII EN ACUARIO

Indica que el objetivo sentimental ha subido de un grado con respecto a la etapa anterior, representada por Libra. Si en dicha etapa el individuo utilizaba los sentimientos para plantar la bandera de su personalidad a un nivel más elevado, aquí ese nivel es más específico, más restringido: va a un determinado grupo de personas en particular, las que han interiorizado la ley y viven ya de acuerdo con reglas distintas al común de los humanos. Es decir, la persona constituirá un espacio sentimental no con objeto de recrear sus sentimientos en él, sino para obtener de este modo una información determinada.

Esta información concernirá el funcionamiento del universo y de los objetos que en él se encuentran y puede tratarse de un medioambiente de matemáticos, ingenieros, mecánicos, astrónomos, físicos, de científicos en general, o de ocultistas, astrólogos, cabalistas; es decir, personas que trabajan con las leyes del mundo, cualquiera que sea el nivel en que lo hagan.

La persona se verá seducida, no por los que sienten con ella, como sería lo natural si la XII se expresara en su medioambiente, sino por los que están en posesión de un conocimiento. Para adquirir ese conocimiento el individuo se entregará sentimentalmente.

Los sentimientos constituirán, pues, una vía hacia el conocimiento y la persona tenderá a enamorarse con la cabeza, no con el corazón.

Los buenos aspectos harán que esta mecánica se desarrolle sin tropiezos y que las uniones sean fecundas, en lo que se refiere a la aportación intelectual, ya que en lo sentimental la persona será fría como el hielo. Su erotismo puede expresarse en otros ambientes y es el estudio detallado del tema el que ha de informarnos de este aspecto. Pero en principio, esta superposición supone la voluntaria decisión de no ejercer la sentimentalidad de una manera adecuada, sino que pone sus sentimientos a trabajar para adquirir sabiduría.

Los malos aspectos alterarán esa mecánica, harán que el individuo no encuentre las personas que realmente busca y que se dé cuenta de ello después de haber establecido un vínculo. O bien los conocimientos que obtenga no serán auténticos y un día verá que ha sacrificado sus sentimientos para nada. Los encontronazos le vendrán, pues, de científicos, técnicos, de aquellos que él creía idénticos a lo que estaba buscando: los amigos. Esos malos aspectos supondrán además una captación inadecuada de la ley universal para la justificación de los estados sentimentales, de las pasiones, de las
aberraciones, que serán presentadas así como lo más natural.



CASA XII EN GÉMINIS

Hace que la exteriorización de los sentimientos se vea sustituida por la exteriorización de las ideas. Las ideas utilizan el canal sentimental para crear un marco humano en el que poder expresarse.

La persona proyectará sus sentimientos hacia individuos que tienen acceso a los medios de comunicación social. Allí estarán sus simpatías. El objetivo de los sentimientos será dominar la sociedad. Si en Libra el pensamiento toma el disfraz de los sentimientos para ejercer su prerrogativa a un nivel superior al natural, pero sin que exista un objetivo preciso; si en Acuario el objetivo es la posesión de un conocimiento, en Géminis el objetivo será ejercer un poder social preciso, de acuerdo con la personalidad intelectual que en la etapa anterior el individuo ha desarrollado. Utilizará, pues, los sentimientos para alcanzar ese poder y puede ser la secretaria que se casa con el patrón, o que se convierte en su amante o, al revés, el ambicioso que busca la protección de una mujer que le dé acceso a un determinado ambiente.

Las ambiciones sociales se realizan, pues, a través de los sentimientos y la insatisfacción sentimental será cada vez mayor a medida que la XII se aleja de su auténtica sede, viéndose los sentimientos obligados a expresarse por otros canales. Los malos aspectos, sobre todo si provienen de signos de Agua, al darle una emotividad fuerte, le impulsarán a descargarla en terrenos "prohibidos" que resultarán una amenaza para su respetabilidad, de modo que tendremos al individuo integrado por vía emocional a un medio ambiente social determinado, cuando sus sentimientos reales constituirán una amenaza permanente para su propósito.



CASA XII EN CAPRICORNIO

Indica que el individuo utilizará los sentimientos para la obtención de medios. Los sentimientos crearán, pues, un medioambiente que le permita ser una figura relevante en la sociedad. No se trata de que la persona sacrifique conscientemente su deseo contra la posibilidad de tener un rango, sino que de un modo natural sus sentimientos la llevan a rodearse de personas que ostentan un poder.

La exteriorización de los sentimientos prevalecerá sobre cualquier otra consideración, será más fuerte que todo, más contundente. Los sentimientos irán hacia lo concreto y duradero, hacia la constitución de un marco humano en el que el individuo pueda subsistir. Con planetas restrictivos y malos aspectos, el individuo puede llegar a tener necesidad de utilizar sus sentimientos para ganarse el pan. De un modo u otro también esos sentimientos se degradarán, ya que deberán descender a lo físico y participar en tareas penosas. Esto puede ir desde la prostitución hasta, ya en la esfera de lo sublime, la utilización de los sentimientos para obtener medios materiales para la realización de obras sociales (K. Marx, Santiago Carrillo y Khrishnamurti tienen la Casa XII en Capricornio).



CASA XII EN TAURO

Por el canal de exteriorización de los sentimientos circulan los bienes materiales. La riqueza viene por vía sentimental.

El espacio sentimental que el individuo se crea se sitúa en la plena opulencia, entre rentistas, terratenientes, capitalistas. Aquí se produce el trueque: sentimientos-bienestar. Con malos aspectos, el individuo se verá obligado a forzar las cosas y venderá prácticamente sus sentimientos, adquiriendo con ello ese bienestar que aprecia por encima de todo. Como esa venta será forzada, el que compra los sentimientos verá que es una mercancía de poco valor, ya que no posee más que una ficción, y éste será su enemigo. Así pues: enemigos opulentos, obtención de bienes a cambio de favores sentimentales.

Con buenos aspectos ese trueque se hará sin dramas, resultará de lo más natural del mundo, es decir, la persona se enamorará de gentes adineradas y esto será todo.



CASA XII EN VIRGO

Los sentimientos se utilizan para captar las personas que han de producir en nosotros el desprendimiento de lo material. Las simpatías y afectos van hacia los que nos arruinarán materialmente y también hacia los que nos inducirán a fijar nuestra atención en otros valores que no son los materiales. Así diremos: amantes ruinosos, cónyuges que son agentes del desplome de nuestras posesiones materiales, negocios en los que el individuo entra por vía sentimental, porque le gustan, y que son portadores de ruinas, etc.

Así, los sentimientos nos acercarán a lo primordial, nos harán dar un paso más allá por una vía agradable, ya que al fin y al cabo este individuo puede decirse que mejor arruinarse pasándolo bien, de la mano de una persona querida, que a causa de la competencia comercial japonesa.

Con malos aspectos, la situación adquirirá aires dramáticos y veremos al ser amado huir con los fondos y quizá en grata compañía, o bien, en casos extremos, pegarle fuego al patrimonio con una colilla mal apagada.

Esta superposición significa en suma que la plena madurez de los sentimientos es lo que precipita a la persona hacia un nuevo ciclo experimental.

viernes, 1 de mayo de 2020


LA CASA XI - ACUARIO


La Casa XI constituye el canal a través del cual el bien y el orden que hemos plantado en nuestro mundo, gracias a las fuerzas ordenadoras y legisladoras circulando por el canal VII, nos es restituido. Si a través del canal V la sociedad nos restituye el amor a que nos hemos hecho acreedores por nuestra actuación al servicio de lo más elevado que hay en nosotros mismos, y por el canal VIII se nos restituye el amor a que ha dado lugar nuestra actividad sentimental, por el XI recibiremos la recompensa a que ha dado lugar nuestra actividad mental en su primer estadio, el de la germinación del propósito
racional.

Cuando este canal entre en fase activa veremos, pues, cómo aparecen en nuestra vida personas que piensan como nosotros, que están ordenadas internamente como nosotros lo estamos. Así, diremos que si los que aparecen por el canal V son los que participan en un mismo entusiasmo espiritual, los ungidos a nosotros por un impulso irracional, por una fe; si los que aparecen por el canal VIII son los que sienten como nosotros y, en un sentido negativo los que comparten nuestros vicios, nuestras pasiones; los que aparecen por el canal XI son los que comparten nuestros pensamientos y nuestras intenciones sociales: son esos viejos conocidos que nos han seguido de ciclo en ciclo y que han alcanzado ahora la categoría de amigos.

De ahí que la Astrología Tradicional nos hable de esta Casa como la de los Amigos, los Protectores, y que de ella emanen los grandes proyectos largamente elaborados, puesto que se trata del proyecto que un día inició su ciclo en Aries como un Designio y que ahora es ya una idea fija, estructurada. Esos amigos que aparecerán por el canal XI, serán por consiguiente aquellos que aparecieron en anteriores etapas como enamorados románticos, cuya fe en nosotros nos dio alas para proseguir con algo apenas consistente. Fueron luego nuestros amantes o nuestros cónyuges, animándonos con sus sentimientos. Y ahora son los amigos, con los que nos relacionamos exentos de toda pasión, dedicando todas las energías a la elaboración mental del designio.

Cuando, en el ciclo anual, la Nueva Luna cae sobre nuestra Casa XI, sabiendo que por ese canal aparecerán las personas que persiguen nuestros mismos propósitos intelectuales, bueno será que organicemos nuestra vida de manera que toda la estrategia esté orientada a encontrarlos. Claro que, siendo un canal receptivo, que circula del mundo hacia nosotros, ellos han de ser quienes se manifiesten. Pero para facilitarles su trabajo, conviene que agitemos nuestro pañuelo como diciéndoles: "¡Eh, estamos aquí!". Para señalarles nuestra presencia, en este período anual deberemos manifestar nuestras ideas, nuestros proyectos mentales, nuestras convicciones, lo que ya ha dejado de ser pasión o capricho y se ha convertido en propósito racional.

Debemos hacerlo con las armas que la vida pone a nuestro alcance, escribiendo, hablando, dirigiendo una carta a un periódico para que la publique en la sección de los lectores, o bien asistiendo a actos públicos en los que se manifiesten ideas en afinidad con las nuestras.

Así estaremos dando ocasión a que los que son semejantes a nosotros se manifiesten. Si utilizamos los canales adecuadamente, actuando de forma que puedan manifestarse en nuestras vidas con la máxima intensidad, la abundancia rezumará a nuestro alrededor.

Los buenos aspectos sobre la Casa XI indicarán que las semillas plantadas a través del canal VII iban correctamente orientadas y, por consiguiente, se inscribe ahora en nuestro interior, en nuestra psique, ese buen orden.

Las disonancias significarán, por el contrario, que hemos plantado las semillas del error y en nuestro pensamiento se interiorizará el desorden, de modo que, ante el mal funcionamiento de la mecánica interna, podamos darnos cuenta de que allí ha habido error. Si ese error no es detectado directamente por la psique, será a través de las anécdotas que al individuo le será dado comprender que se ha equivocado. Esas anécdotas darán lugar a amigos conflictivos, a protectores que no protegen. Los que se asemejan a nosotros cometerán errores de juicio, sus planificaciones se hundirán, tendrán ideas equivocadas. Siendo ellos así, la persona deberá comprender que la vida pretende decirle que el error está en lo que ellos representan en su naturaleza interna; es decir, en la estructura misma de su psique, y si desmontan su mecánica mental para volverla a montar correctamente, los amigos que aparezcan en su vida serán de fiar.


CASA XI EN ARIES

Indicará que el Orden y el Bien que el mundo inscribe en la mente del individuo procede de las fuentes cósmicas. Su mente será inspirada por la luz divina. Podríamos decir que su amigo es Dios. El designio divino es transmitido directamente a su conciencia, es captado por su cuerpo mental, que se encuentra supuestamente preparado para interiorizar el designio en su estado puro, sin haber rodado por los ciclos de descenso, en su proceso normal de banalización.

Si la conciencia no está preparada para absorber ese impacto espiritual, la dinámica se manifestará a través de las anécdotas y aparecerán amigos que son cosmonautas, exploradores, personas que contactan con extraterrestres, extralúcidos, clarividentes, gentes que de algún modo están relacionados con el más allá.

A través de ellos deberá comprender que su mente se encuentra presta para el gran despegue y que este más allá que sus amigos representan intenta penetrar en su sistema mental para lanzarlo a una gran aventura humana.

Los malos aspectos harán que sus amigos estén totalmente fuera de la realidad, que sean unos ilusos, intentando decirle con ello que el designio espiritual no se presenta de manera adecuada a su mente y que debe proceder a equilibrarlo.


CASA XI EN LEO

Indica que la instauración de la ley y el orden en el interior del individuo ha de venirle de los valores morales instituidos. Será en su personalidad moral, en su conciencia, en lo que en ella se encuentre de instaurado y firme, donde encontrará la verdad de las cosas tal como son.

Hablando de la conciencia, es preciso comprender qué es exactamente ese algo impalpable del que tan a menudo se habla. La conciencia es el fruto de las experiencias vividas, o sea, que es una creación del hombre. Pero, y ahí reside su particularidad, no todas las experiencias vividas son generadoras de conciencia. Se integra únicamente a la conciencia aquello que es conforme a las leyes divinas, o sea, aquello que corresponde a la naturaleza de Dios; es decir, a la naturaleza de nuestro Ego Superior. Lo que no es conforme a los principios que generan la vida es excluido de la esfera de la conciencia y pasará a las regiones en que actúa la Fuerza de Repulsión que lo destruirá.

De esta forma la conciencia de cada uno es el juez que conoce la verdad, no toda la verdad, sino tan sólo aquella que el individuo, en el curso de sus vidas, ha podido captar. La conciencia será, pues, el consultorio al que siempre podremos acudir para preguntar si podemos o no realizar aquello que nuestros deseos nos proponen.

La función de Leo es precisamente la de interiorizar en el individuo la ley cósmica, gota a gota, a medida que, de la fuente primordial de Aries, el designio va manando. Cuando la Casa XI se encuentra en Leo podemos decir que el pensamiento humano no podrá beber en mejores fuentes para saber cómo las cosas son, ya que bebe en una fuente superior, en cuyas aguas se transparenta la verdad. Esa imagen de la verdad nos llega en forma de intuición, de modo que esta combinación signo-casa hará que la intuición, al pasar por el canal del pensamiento instituido, se convierta en razonable. Es decir, el individuo comprenderá la mecánica de la verdad y si no sabe explicarla a los demás, ya que esto es función del canal III, por lo menos se la explicará a sí mismo, verá su perfecta lógica y le será posible amoldar su conducta a la exigencia de esa verdad revelada, convirtiéndose para los demás en ejemplo.

Si esa dinámica no actúa a nivel psíquico, se encarnará en las anécdotas y entonces aparecerán los amigos, los protectores, los cuales serán una imagen de ese mundo superior que representa el elemento Fuego, en el que vive la conciencia. Serán, pues, amigos ilustres, titulados, ennoblecidos, reyes, príncipes, presidentes, altos dignatarios que, con sus favores, encumbrarán al individuo, del mismo modo que se vería encumbrado si su pensamiento humano pudiera beber directamente en la fuente de la conciencia superior. Al encumbrarlo por encima de su nivel ordinario de flotación y darle así acceso a un mundo superior, socialmente hablando, la vida intenta decirle que hay dentro de él una nobleza, una realeza que, si la descubre, le encumbrará moral y
humanamente como el amigo poderoso lo ha hecho en el dominio social.

Los malos aspectos obligarán al individuo a seguir caminos tortuosos para poder conectar con las fuentes puras de la conciencia. Su pensamiento no comprenderá el mensaje y en su visión interna de las cosas se producirán numerosos errores. Entonces los amigos que ilustrarán esta temática serán también de alto linaje, pero habrán llegado a sus puestos por la vía de la usurpación, realizando funciones que no son las suyas o que no lo serían en circunstancias normales. El favor de los usurpadores intentará decirle que su elevación no es legítima y que por lo tanto está condenada a desaparecer.


CASA XI EN SAGITARIO

Pondrá el Pensamiento Divino en el canal que instituye en el interior del individuo el pensamiento humano. Si en el estadio anterior el individuo intuía la verdad al contemplarla en el esplendor de su propia conciencia, aquí se ahorra ese trabajo y la verdad le es dictada, por decirlo así, ya que Sagitario exterioriza lo que en Leo es tan sólo una imagen interior. Si esta mecánica no se encuentra obstruida por aspectos distorsionantes, este individuo no tendrá más que obedecer a su voz interior, a la elocuencia de su conciencia, para forjarse un sistema mental que lo llevará a descubrir grandes cosas por el camino de la razón. Al ver claro cómo funcionan las cosas en el universo, podrá reproducir en el mundo material ese funcionamiento, dando lugar a invenciones. Esto ha de suceder ya que los que tienen la Casa XI en esta posición tienen su Ascendente en Acuario (K. Marx, Krishnamurti y Mozart tenían la Casa XI en
Acuario).

Si las imágenes internas a que da lugar esa combinación no son captadas por la psique, saltarán al exterior, materializándose bajo la forma de amigo-consejero, el que da normas de vida, el profesor de moral. Este amigo puede incluso ser inmaterial, ser el auténtico instructor que viene de los mundos de arriba y que da sus consejos en forma mediumnímica. A pesar de ser esto una manifestación espiritual, el hecho indica que los mecanismos internos del individuo no han funcionado a nivel superior y que es a través de la anécdota que han tenido que manifestarse. Por lo demás, los amigos serán médicos, institutores, gentes que restituyen a los hombres sus ritmos naturales.

Con malos aspectos, tendremos dificultades de integración del mensaje al cuerpo del pensamiento, dando lugar a amigos que expresan una moral torcida y que nos inducen a seguirla.


CASA XI EN CÁNCER

El manantial de los sentimientos es canalizado hacia la edificación del pensamiento interno. Según la calidad de esa fuerza primordial emotiva, los resultados han de ser muy diversos. La materia que fluye de Cáncer es siempre pura, ya que en sus aguas es depositado ese infante, -Moisés-, que ha de liberar al Pueblo Elegido. Ese infante es el huevo espiritual formado en el ciclo anterior y escindido de Sagitario para caer en Cáncer, de modo que en esas aguas circula el niño-salvador, el prefigurador del Cristo, que será descubierto por la hija del Faraón, símbolo del alma humana, y cuidado como un rey.

Si los sentimientos han conservado su pureza primigenia, si no se han maleado en el curso de las vidas, de manera que en las aguas de Cáncer se encuentren residuos indeseables, o bien si se ha producido la oportuna regeneración de esas aguas, al transcurrir por el canal XI darán, en primer lugar, fecundidad al pensamiento interno, producirán en él una lujuriante vegetación de plantas maravillosas, nutritivas, de propiedades curativas que restauran la salud. Si esas plantas constituyen el pensamiento interno, es evidente que se tratará de un pensamiento inspirado, maravilloso, nutritivo, restaurador. En ese pensamiento interno se encontrará navegando Moisés, portador de un nuevo orden (Kabaleb y Santa Teresa de Ávila tienen la Casa XI en Cáncer).

Si las aguas no son puras, la frondosidad de ese pensamiento interno, aun conservando todo su esplendor externo, dejará de ser útil. Las malas hierbas crecerán en él, la cizaña, las plantas venenosas, dando al individuo disposiciones internas hacia el mal. Las célebres flores del mal aparecerán en él y serán fuente permanente de pensamientos malévolos (Óscar Wilde y Arthur Rimbaud tienen la Casa XI en Cáncer). Más aún: las pasiones, la emotividad turbulenta ocupará el imperio de la razón, sugiriendo al individuo maravillosos argumentos para justificar intelectualmente sus inclinaciones torcidas. Nos encontramos, pues, con la persona que da siempre una explicación plausible a las pasiones, que no parecen pasiones, sino actuaciones lógicas y razonables, sumamente sensatas.

Con sentimientos puros o malévolos, sea cual sea el nivel evolutivo del individuo, en esta superposición, las emociones construyen la estructura mental interna o, dicho con más precisión, aportan su concurso a ese edificio en la presente vida, puesto que el individuo viene al mundo con un edificio mental ya levantado en precedentes encarnaciones. Si ese edificio previo es sólido, si ha sido largamente elaborado; es decir, si se trata de una persona altamente evolucionada, entonces las fuerzas de Cáncer representarán un elemento de inspiración muy activo, que vitalizará esa estructura mental interna, llevándolo a descubrir las grandes armonías cósmicas, ya que la mente necesita de las alas de los deseos para poder volar.

Con malos aspectos, el tipo evolucionado ha de recibir grandes tentaciones de Cáncer; es decir, su mente interna sufrirá el asalto de los malos deseos, para ver si el edificio se modifica o si los nuevos elementos constructivos son rechazados.

Si esa dinámica no se desarrolla en los mundos internos, aparecerán en el exterior los amigos, los protectores, que escenificarán con su modo de ser esa temática. Serán los inspiradores del pensamiento, los que darán ideas con su comportamiento emotivo, o los tentadores, los que conducirán a la traición del pensamiento, induciendo al individuo a comportarse de un modo muy distinto al orden que preconiza. Amigos que intentarán someter al individuo, que lo suplantarán, que se atribuirán sus virtudes intelectuales, que quizá acaben diciéndole: tú no eres tú; yo soy tú, queriendo significar con ello que la auténtica identidad mental desaparece en provecho de otra personalidad, la emotiva, que la recubre con su barniz. Si esto ocurre, es señal de que la fuerza emotiva de Cáncer no se integra armoniosamente en el pensamiento, sino que fuerza la mente a ser otra. Por lo demás, los amigos serán volubles, cambiantes, fantásticos, aparecerán y desaparecerán de la vida con suma rapidez, ilustrando con su actitud las características de Cáncer y de su regente, la Luna.


CASA XI EN ESCORPIO

Como en el estadio anterior, un signo de valores emocionales se encuentra conectado con el canal que construye el pensamiento interno. Pero las aguas de Escorpio ya no son el puro manantial de los sentimientos, sino que representan el edificio sentimental interno, y será esta edificación la que construirá la morada del intelecto, y lo hará, naturalmente, a la imagen y semejanza de su Yo emotivo. Podríamos decir que el Yo emotivo coloniza al Yo intelectual, uniformando así sentimientos y pensamiento: no existe diferencia alguna entre su personalidad emotiva y su personalidad mental. Será muy importante, pues, estudiar la calidad del Yo emotivo de ese individuo, ya que de esta forma sabremos cómo piensa.

Como en el caso anterior, hay un problema de personalidad intelectual previa, y será preciso estudiar en qué medida el yo intelectual pre-establecido, resultado de las actuaciones intelectuales en vidas anteriores, encajará el yo emotivo sin resistencias. Si el regente de Escorpio y el regente de Acuario, a cuya filiación pertenece la Casa XI, se encuentran en malos términos, deberemos presumir que la personalidad emotiva encajará mal en la intelectual. Escorpio y Acuario ya forman entre sí cuadratura por su situación zodiacal, indicando la incompatibilidad básica entre ellos, precisamente por realizar idénticas funciones, uno en el dominio de los sentimientos, el otro en el del pensamiento. Pero en el camino de las relaciones espirituales no existe más alto logro que aquel que consiste en conciliar los contrarios, de modo que la empresa de integración de la personalidad emotiva en la intelectual puede ser portadora de intensas experiencias. En lo positivo, la exteriorización del mundo emotivo interno por el canal XI producirá la duda, la reconsideración de todos los valores que constituían la personalidad intelectual previa. En el estadio anterior era una fuerza difusa la que actuaba en el mundo mental interno, pura energía sin personalidad. Aquí esta fuerza se ha constituido, es una entidad organizadora, luchando por imponer su visión a una personalidad más elevada, pero más débil, ya que el cuerpo mental no posee el grado de desarrollo que posee el cuerpo emotivo.

Escorpio representa las aguas pantanosas, productoras de parásitos, pero si esto es así para el común de los hombres, no tiene que ser forzosamente así para todos. El yo emotivo interno puede ser puro, abnegado, lanzado a lo superior. En tal caso, el impacto de la personalidad emotiva en la mental ha de producir la sed de conocimiento, la intrépida cabalgada hacia la luz (C. Jung tenía la Casa XI en Escorpio).

Si, por el contrario, son los parásitos los que dominan, la personalidad intelectual resultará contagiada, corrompida, y la ley interna estará al servicio de las más bajas pasiones, justificando las peores violencias. Será el que piensa bajo, aquel cuyo modo de pensar lo envilece, y la liberación de ese pensamiento a través de una Casa III, en Piscis, puede llevarlo directa o indirectamente a la cárcel.

Si toda esa dinámica no puede expresarse por medios internos, será escenificada por los amigos, los protectores, relaciones, que serán el retrato vivo de lo que acabamos de describir. Si el individuo obedece al aspecto superior, sus amigos le incitarán a elevarse socialmente y ellos serán los auténticos peldaños de esa elevación, los que le aportarán los conocimientos culturales que le faltan para acceder a niveles más altos.

Ellos se sacrificarán pera que el amigo pueda triunfar y cuando Escorpio opta por el sacrificio, no hay otra fuerza mayor que pueda oponérsele. Tendrá el amigo abnegado y ejemplar.

Si obedece al módulo negativo, sus amigos serán ladrones, criminales, gente del hampa, si aspectos muy negativos actúan sobre este sector. Si no hay aspectos o si los planetas carecen de dramatismos, serán simples personas enérgicas y listas que explotan un modo de pensar, que utilizan las fuerzas mentales con fines consumistas. O bien individuos obsesionados con el sexo, que llevan el sexo en la cabeza. Tanto en lo positivo como en lo negativo, esos personajes, con su modo de actuar, intentan decirle: utiliza lo inferior para alzar lo superior que hay en ti. O bien: estás utilizando mal tus recursos humanos; estás empleando tus fuerzas en destruir; utilizas lo superior para incitar a una actividad inferior. En las peripecias de la vida, estas personas podrán ver lo que está sucediendo en su fuero interno.


CASA XI EN PISCIS

El tercero de los signos emotivos vuelca aquí su contenido por el canal que estructura el pensamiento interno. Tendremos, pues, la figura del individuo cuyos objetivos sentimentales consisten en la interiorización de la ley o, mejor dicho, quieren que la ley sea la exacta satisfacción de sus apetencias. Hay una canción mejicana que dice: "con dinero o sin dinero yo hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley...", y ésta podría ser la divisa de estos individuos: hacer lo que ellos quieren y que eso sea la ley instaurada en su interior. Aquí, como en otros casos, esta pretensión topará con la estructura previa del pensamiento interiorizado, que tal vez no se ajuste a los objetivos sentimentales de la persona.

Si hay ajuste, si la mente interna es idónea a lo que persigue el yo sentimental, entonces se producirá la plena justificación de las actuaciones emotivas del individuo y la mente y el corazón marcharán al unísono.

Si el acuerdo no existe, la presión de los sentimientos sobre la mente interna será muy fuerte. En los estadios anteriores, los sentimientos no podían ejercer una presión, ya que Cáncer se limitaba a facilitar la materia prima y Escorpio presiona interiormente, utilizando la técnica de todos los signos fijos de persistencia y repetición. Como Piscis vuelca los sentimientos hacia el exterior, como lanzados por una flecha, de ahí que ejerzan una irresistible presión sobre la mente interna, con la pretensión de que avale y prestigie sus actuaciones. Si el individuo ha sublimado sus sentimientos y exterioriza tan sólo de ellos lo que es noble y elevado, su presión sobre el sistema mental arcaico obligará a que la mente interna apoye esa actuación. Así, si el ideal de
los sentimientos es de tipo religioso, el individuo instaurará la fe en su mente y el hombre ya sólo vivirá para justificar esa fe. Será el hombre de iglesia o el seglar que vive según las reglas de su religión.

Pero si los sentimientos no han sido sublimados y sus objetivos son profanos, presionarán mucho para instituir un orden que no se ajusta a las divinas reglas y en ese forcejeo algo instituirá, peor por ser de naturaleza contraria al orden mental, y tendremos que el pensamiento destruirá lo que los sentimientos intentan institucionalizar, dando lugar a un proceso angustioso, lleno de puentes mal afianzados que se hunden.

A nivel mundano, si esa dinámica no puede expresarse internamente, veremos aparecer los amigos y relaciones que protagonizan este drama. Si es el lado sublime el que triunfa, los amigos serán hombres de iglesia, místicos, gentes que proclaman una verdad que no es racional, que no saben explicar, que procede del mundo de los sentimientos y que tratan de presentarla como un sistema lógico, pero sin lógica, argumentando tan sólo con las emociones.

Si es el lado negativo el que triunfa, los amigos y las relaciones serán gentes que viven fuera de la ley, que no conocen otra regla que la dictada por sus deseos, sugiriendo con su actuación un estado interior que debe ser superado.


CASA XI EN LIBRA

Se encuentra en su estadio inmediato anterior, en el punto en que las fuerzas excluyentes de Libra separan lo que no es útil a la realización del designio cósmico, conservando lo que se complementa con el impulso primordial de la voluntad. El pensamiento que el individuo interiorizará será el impulso de apropiarse de todo lo que es complementario. Incorporará en él lo antagónico, lo que se encuentra en el polo contrario de su conciencia y aprenderá así internamente que en el mundo todo es dual y que lo aparentemente adverso, el enemigo, el rival, es en realidad, lo que tapona, por el otro lado del tubo, el agujero por el que escaparía la esencia del Yo, si ese obstáculo natural no existiera.

Esa búsqueda interna de lo complementario hará que la conciencia del "otro" se agudice en determinados momentos, de modo que ese individuo se identificará con ese "otro" más que consigo mismo, sobre todo si los planetas expansivos se encuentran sobre ese punto de su horóscopo. Esa pérdida de su identidad, ese estar en un polo y en el contrario, ha de generar en él la idea del equilibrio, de modo que el axioma "todo es dos en el universo" ha de pasar al "todo es tres". La dinámica interna ha de llevarlo al descubrimiento del triángulo, de las tres fuerzas indispensables a cualquier construcción. Si esto sucede el edificio de su yo interno habrá alcanzado la perfección.

Si esa dinámica no se produce en su interior, se cristalizará a través de la figura del amigo, del protector, del que está animado por el mismo propósito. Esta persona poseerá las virtudes que él no posee, de modo que ambos formarán una polaridad. Todo funcionará en ese tándem mientras no se produzcan aspectos desequilibrantes, pero cuando la Casa XI se encuentre superactivada, las fuerzas de Libra suscitarán un desequilibrio y el amigo se convertirá en rival, convencido éste de que puede prescindir del aliado porque su aportación es menor a la suya. Cuando los aspectos carguen sobre la polaridad del Yo o jueguen contra la Casa XI, será él quien se sienta superior y decida suprimir el papel del amigo.

Esa exaltación del amigo, seguida de su negación, el considerarlo imprescindible para luego antojársele que es superfluo, le llevará, primero a adquirir las virtudes del otro; luego, una vez incorporado el amigo en él, podrá expresar al unísono ambos valores, o sea, ser el hombre del centro: al eje le habrá crecido un triángulo. Así pues, la temática de los amigos que se convierten en rivales, (Ladi Di, que ha sido traicionada por uno de sus amigos al efectuar éste declaraciones íntimas sobre su persona, tiene la Casa XI en Libra) la imagen de que la fuerza que protege es al mismo tiempo la que fustiga, de que el adversario, el enemigo, lo es porque nosotros no poseemos sus virtudes, ha de producir en su pensamiento interno la necesidad de completar su edificio.

Los malos aspectos harán que todo ello tenga lugar de forma dramática, con rupturas y reconciliaciones, separaciones después de haber sacado cada uno los trapos al sol. Ese dramatismo hará ver con mayor fuerza al individuo la necesidad de completarse, a fin de poder prescindir del otro, estimulando en él la apetencia de ser una unidad en la que se encuentre integrado todo.


CASA XI EN ACUARIO

Está en su sede y la interiorización del pensamiento se realiza en el momento oportuno. Como todas las demás Casas se encuentran también en sus signos respectivos, no le ha de ser difícil a esta persona comportarse de acuerdo con los ritmos cósmicos. En Acuario la Ley se hace carne y gracias a las virtudes de este signo lo de abajo funciona igual que lo de arriba. Por consiguiente, la XI en su sede permitirá al Ego Superior conseguir que sus vehículos se comporten de acuerdo con el programa que él estableció en el mundo de arriba. Esta posición ha de permitir, pues, al individuo poner fin a la ley de los sentimientos, derrocar de su trono al antiguo señor e instaurar el reino de la mente. Y como la caridad bien entendida empieza por uno mismo, será con su conducta que ese individuo hará evidente que él obedece a un nuevo Señor.

Hacer que toda su vida se ordene de acuerdo con la ley del pensamiento, ésta ha de ser la tónica emanada de ese sector. Si el individuo no consigue actuar así internamente, la dinámica se escenificará a través de los amigos y relaciones que serán gentes avanzadas, intelectuales, cerebrales, hombres que piensan en máquinas, en electrónica, cibernética, motores. Con su comportamiento esos amigos le indicarán constantemente que él debe funcionar como aquellas máquinas, en las cuales han sido interiorizadas las leyes de arriba.

Los malos aspectos harán que las máquinas no les funcionen a esos amigos, que sean inventores frustrados y la dinámica pretenderá decirle a este individuo que su mecánica interna está estropeada, que debe aportar modificaciones a su orden interior, ya que de otro modo su máquina humana también se averiará.

CASA XI EN GéMINIS

Tendremos aquí que la propia producción intelectual del individuo, sus obras elaboradas con el pensamiento, son las que ofrecen materiales a la mente interna para formarse. Leyéndose a sí mismo, escuchándose a sí mismo, recapacitando sobre lo conseguido con sus proyecciones mentales, se da cuenta de algo que le había pasado desapercibido.

No es demasiado extraño que esto suceda así puesto que en cada uno de nuestros actos se integran una gran cantidad de pulsaciones inconscientes que escapan a nuestro control. Si pudiéramos analizar uno a uno nuestros gestos cotidianos, aprenderíamos más en ese análisis que leyendo un libro de ciencias.

Y eso que no solemos hacer es precisamente lo que sí lleva a cabo este individuo; adquiere conciencia del bien y del mal, de las leyes cósmicas, a través del resultado que dan sus ideas en la práctica. Es algo en definitiva que todos hacemos un día u otro, pero la corriente natural no lleva el hombre a esa toma de conciencia tan rápida, ya que la síntesis global se efectúa en Virgo y la mente lo incorpora en el siguiente ciclo, gracias a las fuerzas activas de Acuario. Este individuo incorporará las experiencias en su cuerpo mental de inmediato.

Si esta dinámica no puede expresarse internamente, dará en la vida social amigos que critican, que dudan, que emiten juicios escritos o hablados, escribiendo en los periódicos o pronunciando conferencias, las cuales sirven de base a polémicas, controversias, reflexiones, en las que aparece la idea bajo una nueva luz, enriquecida con un nuevo contenido. Esta temática querrá decirle al individuo que lo que está viviendo por fuera debe realizarlo por dentro; es decir, escarbar en las ideas que emite, en la actividad intelectual que lleva a cabo, y sacar la luz que contiene, sacar lo que corresponde a las leyes de arriba y adoptarlo como principio rector de la vida, dejando la paja para que se la lleve el viento.

Los malos aspectos dramatizarán esa temática y los amigos se verán perseguidos por sus ideas, sus charlas, sus escritos. Vivirán choques violentos con los que no piensan como ellos; sus ideas, sus juicios serán conflictivos y de esas tensiones deberá aprender el interesado a estabilizar su pensamiento, a domesticarlo, a fin de que encaje en su cuerpo mental.


CASA XI EN CAPRICORNIO

Aquí la ley interiorizada se hace dura como la piedra, firme, monumental, indestructible. El orden interno está construido a prueba de bomba, preparado para durar toda la vida. Si nos encontráramos en un universo inamovible, en el que nada cambiara, no cabe duda de que este individuo sería un privilegiado. Pero en un cosmos en permanente evolución, esta posición de la Casa XI ha de dar al individuo una estructura mental demasiado rígida.

Capricornio, en el Árbol Cabalístico, es la cabeza de fila de los signos de la Columna de la Izquierda, regida por Saturno. Es la Columna de las obras, en la que todo es sólido, rígido, en la que lo instituido se suele perpetuar mediante el juramento. Cierto que el universo necesita una capa sólida que le sirva de base para sustentar el pensamiento, pero lo sólido con ser necesario, forma parte del error instituido.

Estos individuos serán los dignos y nobles representantes del error necesario para que la sociedad en que se mueven pueda subsistir. Los hombres necesitan algo en lo que poder creer, algo que sea precisamente sólido ante sus ojos, y estos individuos expresarán sus conceptos con tanta fuerza, con tanta convicción, que facilitarán la base material para la fe. Su pensamiento estará como petrificado, pero será coherente y firme como una catedral, inspirando confianza a los que necesiten de esa forma mental particular para seguir adelante. En ellos encontrarán un asidero cuando su confianza en la sociedad, en el mundo, en ellos mismos, se tambalee. Luego, después de haber recibido el aliento que les permite continuar; una vez recuperado el paso firme, ya se darán cuenta de que la verdad emanada de ese pensamiento es transitoria y hallarán nuevas formas de pensamiento más elevadas.

La Casa XI en Capricornio representará, pues, el error que salva. Cuando por progresión, esta Casa haya salido del signo y alcanzado su patria acuariana, estos individuos podrán superar su cristalización mental interna y avanzar, después de haber rendido eminentes servicios a su prójimo. Sería, pues, un error aconsejar a esas personas que se construyan una estructura mental interna más fluida, ya que si su catedral mental se hunde, muchos serán los sepultados en sus escombros.

Así, pues, este individuo estará llamado a establecer los fundamentos de la moral, de los principios, de la ley y del orden. La vida lo pondrá en la base de las organizaciones sociales, de las instituciones, para que pueda actuar desde el comienzo, desde la preparación de los materiales para construir y allí implantar su firmeza intelectual, su fuerza de convicción. Si esa dinámica no puede expresarse en su estado puro, generará imágenes exteriores y aparecerán los amigos y protectores que serán hombres de una sola pieza, firmes en sus convicciones, persistentes, duros, animados por esa seguridad en sí mismos que nada puede destruir. Con ello la vida querrá decirle al individuo que si la persona con la que se siente intelectualmente identificado es así, así tiene que ser su orden mental interno.

Los malos aspectos convertirán todo ello en terquedad y la firme convicción se transformará en feroz dogmatismo que el individuo impondrá a los que le rodean, por la fuerza si es necesario. Sus amigos serán tiranos y dogmáticos, ostentadores de una verdad que amenaza brutalmente cualquier otra verdad que ose enfrentársele, aplastando toda opinión que no coincida con la que ellos han instituido de una vez y para todas.


CASA XI EN TAURO

Si en el estadio anterior la estructura mental interna resultaba petrificada, aquí la rigidez será aún mayor, puesto que Tauro representa el estadio de máxima cristalización. Si Capricornio daba solidez al fundamento del edificio, Tauro da belleza a la edificación ya terminada, de modo que tendremos al hombre enamorado de sus propias concepciones intelectuales. Ese amor de su filosofía del vivir se expresará en gestos, en forma de ser, tal como sucede con los signos fijos, que se dan en ejemplo. Será un ejemplo de pensamiento materializado y tendrá sin duda muchos seguidores, ya que su filosofía del vivir expresará la buena vida: buenos alimentos, buenos vinos, buenos vicios lo suficientemente moderados para no escandalizar. Gozar y dejar gozar, tal será su pensamiento, lo cual se acentuará con los malos aspectos.

Si esa dinámica no se realiza internamente, producirá imágenes en el mundo material, protagonizadas por los amigos que obedecerán a esta tónica: opulentos, gozadores, partidarios del placer, serán para él portadores de riquezas.

El pensamiento tiene que pasar necesariamente por la fase de su materialización, ya que la Creación consiste precisamente en llevar el orden del cielo a la tierra, de modo que cuando los signos de Tierra se encuentran conectados a canales que transportan las fuerzas mentales, es signo de que el pensamiento individual está a punto para su manifestación material. Es evidente que ningún hombre de la tierra está en condiciones de manifestar materialmente la totalidad del pensamiento cósmico. Materializa lo que puede, lo que queda de "los restos" del designio primordial que un día le fuera inoculado.

Ese pensamiento materializado no puede ser toda la verdad, sino su parcela de verdad. En Tauro esa parcela se embellece, se hace exuberante, pletórica: es el pensamiento-jardín, el pensamiento-Edén que se manifiesta, no en palabras, sino en actos. Otros vendrán después y trabajarán sobre ese espacio para hacerlo aún más bello. Si este individuo embellece el mundo con su comportamiento intelectual ya está cumpliendo y nada puede objetársele (Helena Blavatski tenía la Casa XI en Tauro). Si no lo hace, esos amigos bellos, ricos, placenteros, bondadosos, le recordarán que esa afinidad natural que surge fuera debe ser la que configure su ley interior.


CASA XI EN VIRGO

Supondrá cambios profundos en la estructura interna mental del individuo. Si en los dos anteriores estadios las fuerzas materiales petrificaban la estructura mental, aquí el palacio empieza a hundirse de puro viejo. Aparecen las grietas, la carcoma: total, el individuo duda, y esa duda establece en su psique la inseguridad. La seguridad de sus concepciones ha desaparecido, pero como a pesar de todo Virgo es un signo de Tierra, la apariencia externa será soberbia, cargada de historia y respetabilidad. Será cuando los demás penetren en el interior del edificio que se darán cuenta de que se está derrumbando.

O sea, que la ley interna que ilustra su comportamiento mental no es firme, necesita ser apuntalada y, como es natural, tampoco será firme lo que de esa ley exteriorice a través del canal III. Esa persona será la ilustración viviente de la duda, de la precariedad, ya que, aunque su edificio interno se vaya apuntalando con bricolajes sucesivos, como tampoco la base es firme, todos los remiendos no harán más que acentuar su provisionalidad: la provisionalidad de sus juicios, de sus actuaciones mentales.

Con su actuación mental ese individuo ha de inducir, pues, a sus semejantes a buscar la verdad más allá de esa estructura precaria (Freud, Gandhi, Goethe y Sartre tenían la Casa XI en Virgo). Nada mejor que el error manifiesto para que los hombres comprendan que la verdad no está ahí. En este sentido han de ser excelentes maestros para aquellos que necesitan ir más allá de sus convicciones mentales, puesto que la duda de que son portadores se contagia rápidamente a su alrededor.

Derrumbar las seguridades, ésa será su misión, que tal vez no expresen las palabras, pero que emergerá de ellos como un perfume.

Si esa dinámica no puede expresarse internamente, la figura del amigo y protector dará vida al escéptico, al que pasa de todo, al que no se amolda a ningún sistema, al crítico, al que contempla con lupa las cosas para descubrir sus fallos, porque está seguro de que hay fallos.

Si los aspectos son negativos, aparecerá el nihilista integral, el que acelera la destrucción de los edificios, el que pone la dinamita. O, al contrario, el conservador contra viento y marea de algo que irremisiblemente se hunde. Ese teatro desarrollado ante sus ojos ha de inducirle a ver que él debe expresar internamente la precariedad de todas las cosas y la necesidad de destruir para que nuevos edificios puedan levantarse.

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